"No quiero que mi teatro sea banal"

Entrevista para "La Voz Joven."

"Rats, casi un musical"

Ganadora del Florencio Sanchez al mejor musical, 2014.

"El Mate", en el Teatro La Comedia

Obra nominada en los ACE y ganador de un ATINA. La música fue compuesta por Carlos Gianni.

"Azulejos Amarillos"

De Ricardo Dubatti, dirigida por Sebastián Kirszner en el 2013.

Sebastián es director artístico de "(La Pausa) Teatral"

Realiza talleres de montaje y talleres de actuación.

viernes, 31 de agosto de 2012

Novedades I



ENTREVISTA CON OSVALDO QUIROGA...

"Las memorías de Eva Blanch" llegan al Teatro

La obra relata la muerte de Eva Blanch, una directora de teatro alternativo. El espectáculo combina el mundo del teatro y el de la muerte.

“Las memorias de Blanch”, escrita y dirigida por Sebastián Kirszner, es una obra combinatoria,  entre el mundo del teatro, y el mundo de la muerte.  Del primero se abren distintas hipótesis: el de la dirección teatral, el de la actuación en sus distintos soportes, el del ensayo. Del mundo de la muerte una sola hipótesis: la búsqueda de lenguaje, y la posibilidad de aparición de un mundo singular.

En dialogo con Radio Provincia, Kirszner, destacó “Es la historia de una directora de teatro alternativo y la obra esta encarada con un poco de comicidad alrededor de la muerte y la podríamos calificar como una comedia negra, ya que transcurre entre situaciones que incomodan un poco al espectador.  La puesta en escena es muy simple, es una oficina móvil que es donde trabaja esta directora de teatro y una puesta de luces muy importante. El espacio donde se desarrolla la obra es una mezcla de cementerio y oficina”
La obra, se estrenó el pasado Sabado en el Teatro El Extranjero y su director se refirió a la recepción que tuvo por parte del público “El aplauso es un momento muy lindo, donde uno se encuentra con el público y es como un agradecimiento a la vida, es como decir llegamos,  después de tanta remada, llega ese aplauso. La obra fue muy bien recibida”




jueves, 30 de agosto de 2012

Novedades II


Estamos realizando entrevistas de admisión para el taller de montaje 2013.
Mandanos tu cv y fotos a hola@sebaki.com.ar

CUPOS LIMITADOS. Entrevista de admisión previa.

Todos los viernes a las 22.30 se da "Crónica de una muerte devaluada", producción del taller de montaje TEATRO JOVEN, dirigido por Sebastián Kirszner, en el Teatro Entretelones.

Todos los viernes 22.30, en Entretelones (Enrique Martinez 1427, Colegiales).




Un grupo de vecinos del Pin Country Club, se juntan en la cancha de golf para debatir cómo salir de la crisis que ataca al country, en diciembre del 2001.
Discuten, cacerolean... y finalmente deciden hacer un spot publicitario.

El jingle decía: "A la 1, en el hoyo 1, para hablar del 2001"...






Elenco (en orden alfabético): Victoria Arrabaca, Alfredo Deri, Diego Diez, Selene Garrido, Lola Gullo, Camila Inclan, Pilar Ivorra, Giselle Marchi, Verónica Orrego, Soledad Testagrossa.

Asistencia de dirección y escenografía: Lola Gullo.

Operadora de luces y sonido: Alejandra Marina Alvarez

Fotografía: Victoria Cabrera

Música: Soledad Testagrossa.

Dirección y dramaturgia: Sebastián Kirszner.

Funciones: Viernes 22.30 (desde el primer viernes de noviembre).



martes, 28 de agosto de 2012

Novedades III



"En el Cénit de Los Dados Sumaron Siete nos visitó el talentoso director y dramaturgo Sebastián Kirszner quién nos contó todo sobre el estreno de su nueva obra "Las memorias de Blanch" en el teatro El Extranjero. [1º parte]"

*Los Dados Sumaron Siete, con la conducción de Charly Zarate y Facundo Vernä
Domingos de 20 a 22 horas
Por Radio Arinfo

Escuchar entrevista:

Parte 1:

Parte 2:



sábado, 11 de agosto de 2012

Novedades IV





ENTREVISTA PARA JAQUEPRESS...

Sebastián Kirszner: "Las memorias de Blanch," un desafío a la muerte.

¿Actuar es un desafío a la muerte? Luego del estreno del espectáculo “Las memorias de Blanch” en el teatro El extranjero de Buenos Aires, el director y dramaturgo Sebastián Kirszner habló con Jaquematepress sobre los temas esenciales de la obra.
--La muerte es un tema que muy a menudo ocupa la dramaturgia, pero en este caso la de una directora de teatro alternativo. ¿En su opinión cómo se combina la muerte y el teatro? ¿Es actuar un desafío a la muerte?
La muerte está muy presente en el teatro, y en la vida también (paradójicamente). Sería algo así como lo contrario al deseo, lo que no pulsa, y de eso se ve mucho en el teatro. Teatro a demanda de otro, de una producción, o incluso de una dramaturgia o dirección, donde el actor y su capacidad de pulsar vida, desaparecen, el actor como cuerpo-poético muere, se reduce la cosa a una actuación de marionetas, que fácilmente engañan al espectador, porque está tan acostumbrado a ver eso, que incluso puede pagar hasta 200$ la entrada para ver muerte en el escenario, y luego aplaudir de pie, y regocijarse en su rol de público culto. Si hay vida, hay deseo, hay ganas al servicio de la actuación (no en sentido servil, sino en el sentido de entrega). Si hay vida, hay escucha, y esto es necesario para la vitalización de cualquier escena que no funciona.
--La muerte y el actor ¿Cómo encara el actor el tema de la muerte?  
Es muy común ver actores que están tan pendientes de sus propios intelectos y razonamientos en escena que se olvidan de “escuchar” (no el sentido literal, sino en una escucha más “corpórea”) a sus compañeros en escena, ahí probablemente no haya vida. Basta decirle al actor: “percibí lo que te rodea”, y con ello se modifica la forma de respirar del actor, hasta de proyectar la voz. La vida está en el juego, y la actuación que no juega, está muerta.
--¿De qué nos habla su espectáculo?
En el caso de “Las memorias de Blanch”, la obra narra la muerte de una directora del teatro alternativo, que en una instancia de la muerte, sigue adelante con su dramaturgia (ya que se anotó en un concurso de dramaturgia post- mortem). La paradoja de la obra es que sigue viva, ya que sigue con ese deseo latente… hasta que finalmente, muere simbólicamente (sí, muere dentro de la muerte) el día que decide “colgar” el teatro, para dedicarse a un trabajo mediocre de oficinista (mediocre no por el trabajo en sí, sino porque ese no era su deseo). Actuar es un desafío a la muerte siempre que se elija, siempre y cuando el actor no se someta más que a su propia voluntad de crear, siempre y cuando no se someta a la demanda de nadie, ni de nada. En mi caso, el mundo de la actuación me llena de vida, así que supongo que me aleja de la muerte.
--¿Al ver su obra en el escenario, y siendo usted también director, cuáles fueron sus reacciones?
La obra está encarada desde la comedia, llevada adelante por actrices de mucho poder lúdico como Alejandra Marina Álvarez, Victoria Arrabaça, Belén Lopez Marco y Camila Inclan. Me es muy disfrutable ver la obra en el escenario, ya que la premisa básica del trabajo es siempre correrse de la demanda (de la dirección, y la de ellas mismas), con lo cual cada pasada es un desafío a vitalizar la obra, a vivirla nuevamente, dándole lugar a la creación de nuevos signos, que pulsan de los vínculos entre ellas mismas, con lo cual, cada pasada me llena de sorpresas. Además, la obra transcurre en un espacio de mucho corrimiento de lo que llamamos la “realidad”, con lo cual nuevas reglas que quiebran lo temporo-espacial son habilitadas, y éstas son el nuevo piso para que en la próxima pasada se pueda despegar un poco más. Para construir éste mundo llevó un largo proceso de ensayos, donde cada hallazgo fue arraigado al mundo que ya se venía construyendo. Con lo cual lo obra funciona hoy como una gran máquina, llena de signos que llevaron meses en afianzarse, y que le dan la sensación al punto de vista del que mira de que todo funciona armónicamente. Además se suma la sensación de que la obra es singular, no se le parece a nada. La combinatoria de elementos resulta novedosa: Una mujer parlante que emite comunicados, Una directora de teatro que lleva un vestuario que podría ser el de una empleada del gobierno, pero que se la pasa dirigiendo, por momentos la oficina, por momentos teatro, etc. En la obra se juega también con la interlocución con el público, incorporándolo como un personaje más: “si no me miran, yo no existo”, con lo cual cada vez que uno es interpelado por la mirada de las actrices, genera cierta incomodidad.
--Un desafío escénico…  
Sí, claro, se  busca desde la puesta en escena, combinar elementos: Una mujer parlante que emite comunicados, Una directora de teatro que lleva un vestuario que podría ser el de una empleada del gobierno, pero que se la pasa dirigiendo, por momentos la oficina, por momentos teatro, etc. Se busca desde la propuesta, un salto poético de la dramaturgia, la búsqueda de una singularidad poética… el armado de un dispositivo autónomo de lenguaje corporizarían que busca poetizar las palabras, constituirlas, y hacerlas propias. Como premisa, se trata de no anclarse a modos “realistas” de habitar el espacio. Cada personaje desarrolla un comportamiento que le es único. Signos que conviven en armonía, y son de ruptura para el punto de vista del público. Se juega también con la interlocución con el público, incorporándolo como un personaje más: “si no me miran, yo no existo”. 
--¿Sería que el actor en el escenario hace un desafío a la muerte?
“Las memorias de Blanch” es una obra que se ha desarrollado a lo largo de varios años, desde que comencé con la dramaturgia original, en el 2009, en el marco de la gripe porcina, hasta la actualidad donde el proceso se resignificó con la aparición del cuerpo actoral, y el ensayo. Desde la construcción dramatúrgica, partí de una imagen disparadora: “Personas que tienen que firmar papeles luego de morir. Una oficina del estado, donde se hacen tramites, y hay que esperar, hasta que la gente que lo quiso a uno en vida, haga su duelo”. Es una obra dividida en escenas, pero que busca la ruptura temporal desde el relato, el juego con el paso del tiempo.
La búsqueda de puesta partió de un espacio multifuncional. Objetos que hacen de oficina por momentos, y de elementos del cementerio por otro. Una lápida que por momentos es lápida, y por otros oficina móvil. Un banco que por momentos es el que podría verse en un cementerio, pero que esconde una expendedora de números para formar la fila.

“Las memorias de Blanch”
 Funciones: domingos 21 hs 
Teatro El extranjero: Valentín Gómez 3378 – CABA
Entradas: (c/ descuento )

La Nación

Platea infantil

Alabanzas musicales a la tradición del mate

Historia sencilla con canciones folklóricas


El mate, espectáculo musical infantil, creado por Verónica Chávez y Sebastián Kirszner, con dramaturgia y dirección general de Javier Zain, música original y dirección musical de Carlos Gianni, coreografía de Silvina Sznajder, interpretado por Verónica Chávez, Sebastián Kirszner y Carolina Setton. En el Teatro La Comedia, Rodríguez Peña 1062. Entrada $ 20. Reservas: 4815-5665 / 4812-4228. Funciones: todos los sábados y domingos a las 16.
Nuestra opinión: Buena
La historia que desarrolla este espectáculo, sencillo y de cierta amable ingenuidad es un pretexto para algunas reflexiones sobre la manera que tienen las personas de comunicarse y expresar sus sentimientos.
Dos jóvenes enamorados, Martín y Josefina, están por festejar su primer mes de relación. Así que han planeado intercambiar regalos. Ella le ha comprado una agenda electrónica, de última generación, con muchas funciones. El, en cambio, trae una gastada valijita con un equipo matero que perteneció a su bisabuela.
De este regalo surge la temática de la obra. Josefina no ve el valor de ese objeto, viejo y usado; piensa que el amor de Martín no es muy grande. Pero el equipo matero incluye un duende, un personaje que tratará de hacer entender a Josefina, mediante canciones y coreografías, los valores de esta costumbre tradicional.
En realidad, la obra es muy limitada en su dramaturgia. No se desarrolla un conflicto ni hay grandes cambios en los personajes. Entre el protagonista y la mujer duende del mate, tratan de ilustrar a la jovencita ciudadana y moderna en las tradiciones del pueblo y las riquezas de la tierra y el agua, pero para ello se valen no de acciones dramáticas, sino de los textos de las canciones. El movimiento en la escena se debe a los bailes.
Las canciones, todas de ritmos folklóricos, se suceden para ir contando alguna anécdota o buscando explicar algo de una tradición que destaca valores de las culturas, ligada a la tierra y a la convivencia. En esta situación pareja que se parece a una clase cantada, también la música, si bien grata en cada uno de los temas, resulta sin mayores relieves.
Los temas, compuestos por Carlos Gianni, con letra de Javier Zain son "El cumplemés", "Herencia familiar", "Payada de la aparición", "Zamba del agua", "Mano en mano", "Las cosas guardadas" y "Campo regalado", entre otras.

A sala llena.


En un casting la primera impresión, dada la fugacidad de la prueba, puede llegar a ser determinante. En este caso lo primero que vemos cuando entramos a la sala va atrapando nuestra atención: en el conjunto de la singular escenografía, una reja de media altura  que separa al público del escenario, una pequeña pantalla y un extraño personaje comienzan a imantar la mirada del público.

Al poco tiempo, entra en escena un segundo personaje, el nombre de la obra ya nos anticipa algo de que va la cosa, sumado a la información que va aportando este personaje, rápidamente ya sabremos a que viene, que es actor, que se llama José María  y que trae consigo un material que promete ser interesante.

Desde que llega José María intenta mostrar lo mejor de si para dar una buena impresión y caer bien, sobre todo a quien todavía no vemos pero sería la persona que tendría el poder de seleccionarlo. Mientras espera para tener la atención de esta entidad, aparece un tercer personaje, una mujer, ella no tiene las mismas intenciones que él, llegó ahí casualmente, en principio dice ser tan solo una secretaria de oficina, pero va a jugar un papel en este casting también.

Se genera un cierto equilibrio entre los tres personajes, los dos últimos mencionados son locuaces, extrovertidos, llevan el protagonismo mientras que el otro, el primero que vimos, es más bien minimalista aporta gestos, sonidos, musicalidad, obtiene una complicidad con el público.

Todo el tiempo se juega con una mirada en off, como si además de los que estamos presentes en la sala alguien más observara lo que pasa en escena, los personajes se dirigen a esta mirada, la pantalla nos muestra lo que este ojo ve, dejando la duda si solo ve o si mira lo que esta pasando, prestando atención y dándole alguna importancia.

Desde un principio la obra es colorida, tanto por la escenografía, la música original que colorea y genera los climas adecuados y por el tono humorístico. Aparecen humoradas sobre todo textuales, por momentos lo que podría ser una situación cómica queda en un chiste hablado perdiendo profundidad, podríamos achacar una falta de silencios para dar cuenta de la espera generando un vacío desde el cual se podrían apreciar mejor los nervios, la ansiedad de los personajes y desde ahí florecería el humor. Estas dudas se disipan cuando se produce un punto de quiebre en la obra que hace que la atención se centre totalmente en lo que esta sucediendo y las emociones empiezan a transmitirse completamente por lo que les pasa a los personajes mas allá de las palabras.

De todos modos la forma de la obra hace que se vayan saliendo capas, para ir mostrando el mundo del actor que pasa de un aparente bienestar total a ir develando las necesidades individuales, la competencia que se genera, el menester de la aprobación tanto de los directivos como del público. Logrando así que a medida que avanza la obra, mientras se van traspasando las capas, el dramatismo va en aumento para alcanzar el clímax final

Al haber presenciado El Casting podemos dar el visto bueno, aprobamos su desempeño, lo tendremos en cuenta a la hora de elegir una obra de teatro para ir a ver.

Revista Noticias


Revista Noticias: "Con certeras observaciones de éste impredecible mundillo de vanidades, más la precisa, valiosa y entrañable composición de Luciano Cazaux, bien secundado por la actriz Alejandra Marina Alvarez y el músico Gamal Hamed, el espectáculo cumple honestamente con su objetivo de entretener y reflexionar."

viernes, 10 de agosto de 2012

Una invitación a los cuerpos

Una invitación a los cuerpos

La Beca se estrena el 30 de julio en el teatro La Mueca
Txt Nicole Baler / Ph Ezequiel Sambresqui
Se perciben los nervios en el aire. Reclaman destornilladores a los gritos, buscan partes de la escenografía en el depósito, recorren un escenario que será suyo a partir del 30 de julio, todos los sábados a las 23.30, en el teatro La Mueca. El elenco de La Beca disfruta la ansiedad lógica a dos días del estreno de la primera obra que dirige Sebastián Kirszner, en esta sala para 70 espectadores que abrió sus puertas en enero en la esquina de Córdoba y Godoy Cruz.
La Beca relata la historia de una familia que pide un subsidio económico como un empujón para ascender en la escala social. Para recibir este beneficio debe cumplir con ciertos parámetros para acceder a la exclusiva e indefinida categoría de familia bienEl día en que la asistente social que definirá su suerte los visita, el delicado equilibrio de las apariencias explota y el espectador es el invitado de lujo en esa destrucción progresiva. Hasta ahí lo estrictamente argumental. Pero Sebastián explica que su guión en realidad reflexiona acerca “del qué dirán, del deber ser, del responder a modelos, todas las cosas que la cultura nos exige y de las que no tenemos control”. Su punto de partida fue la tensión entre lo animal y lo impuesto, y eso le da sentido a esa protagonista lujuriosa con aires de condesa francesa, o a ese hermano menor que aparenta ser contrabajista del Teatro Colón y no se anima a reconocer su amor por una vecina cumbiera.
“Las palabras son una excusa para convocar a los cuerpos a hacer teatro”, propone este director de 26 años que en su rol se siente como “una especie de psicoanalista lacaniano de los cuerpos, que trabaja con el lenguaje del actor resignificándolo y guiando su discurso para potenciar lo que originalmente salió de un texto”. Y los cuerpos definitivamente logran contar una historia en la que las líneas pasan a segundo plano cuando por momentos los diálogos no se entienden con claridad.
Después de su trabajo como actor o autor en obras como el infantil El Mate o La estación intermedia, cree que a partir de esta experiencia encontró su lugar en el teatro: “Estoy muy contento porque uno como autor tiene bastante control sobre lo que hace, cuesta mucho soltar las palabras, y sobre esto no tengo control. Dirijo, pero en definitiva no sabía lo que venía después de pasar por todo el proceso creativo junto a los actores. Aparecieron un montón de cosas que me siguen sorprendiendo”. El abismo que encuentra entre el resultado actual y ese guión que metió en su mochila el primer día de ensayo no logra borrar lo que siente al verse reflejado en los personajes.
Este estreno es solo el comienzo de una segunda mitad de año cargada de proyectos. Con fechas a confirmar estrenará tres obras de su autoría: El casting, también en La MuecaInseguendo un goal, un espectáculo que transcurrirá en una canchita de fútbol 5 en Mario Bravo y Gorriti, y Oid Mortales, el agua sagrado que formará parte de la programación del Festival de Dramaturgia Emergente en el Abasto Social Club.

Teatro recomendado: "La Beca", una familia como pocas


Esta creación del joven director Sebastián Kirszner, tiene la interesante particularidad de presentar una idea que de tan obvia, atrapa. Aunque se puede entender rápidamente hacia dónde va la historia, la ansiedad de saber con qué situaciones uno se va a encontrar, lo invita, inmediatamente, a querer ser parte de ella, como una vecina que a través de la rendija de su puerta, observa las peripecias de estos tres hermanos, en pos de engañar a la Licenciada Marta Burman, para la obtención de la beca David Ben Gurión.

Pero no sólo se destaca la labor de su director, en todo lo que es el entramado de diálogos, distribución escénica de los personajes y mini secuencias que se van sucediendo a lo largo de la historia, sino que tal configuración estratégica, es cristalizada a la perfección por dos actores que sientan la base de lo que está sucediendo. Así es cómo Carlos –Javier Pastor– abre el fuego y Pepe –Marcelo Vilaro–, electricista y alumno religioso, recoge y redobla la llama con acertados comentarios. Aunque es Mario Gutierrez en su papel de Teodoro, quien desde la periferia en la que se movió durante casi toda la obra, destruye al final todo lo que esta familia, con cuidado (pocas veces) y con torpeza (en su mayoría) estaba congeniando para lograr tal cometido.

Con pinceladas que hacen a la cultura y religión judía (sin faltar en respeto en ningún caso) y con los lugares comunes de la causa ventajera e inescrupulosa de esta mentada familia, La Beca desarrolla su andar, entre el humor, el grotesco y la bajada de línea humana.

Una comedia para entender que a los impresentables, los podemos ver a la vuelta de la esquina. Muy buena.

Dirección: Sebastián Kirszner.
Elenco: Alejandra Álvarez, Mario Gutiérrez, Florencia Markdorf, Candela Souto Brey, Javier Pastor, Santiago Scarcella y Marcelo Vilaro.
Teatro: La Mueca, Av. Córdoba 5300 (Esq. Godoy Cruz) C.A.B.A. Reservas al 4777-0825.
Funciones: Todos los sábados a las 23.30hs. Entrada general: $40.

Por Valeria Cantone
Para Mujermilenio.com

Una familia peculiar...



La beca es una obra de un joven realizador llamado Sebastian Kirszner. Joven de edad, pero con un largo repertorio de obras; siendo en ocasiones dramaturgo para otros directores, actor y director como en esta obra. Es decir que sabe lo que hace y lo plasma en cada una de sus participaciones en el arte.

La beca se representa en el teatro La mueca, este espacio cultural que le da la posibilidad a estos jóvenes de mostrarse al publico en busca de textos distintos a los que esta “acostumbrado” a ver.

En la ocasión nos espera esta familia, podríamos decir peculiar, pero en la obra queda claro que es más normal y común de lo que aparenta. En busca de la beca que le dará un “empujón económico” esta familia de origen judío hará lo impensado para recibirla, cuando lo visite la asistente social que determinara si son los adecuados para ella. Lo que ellos no saben y nosotros los espectadores atentos si, es que en realidad lo que busca es una familia normal, y en el afán de cualquier ser humano es su instinto natural, tratar de disfrazar su vida para lograr cualquier beca, la de amor, la de la amistad, la del éxito, la de aparentar ser mas.

Estos hermanos, Dorita, Teodoro y Carlos se unirán para lograr su cometido, pero esta unión es una farsa ya que si bien están juntos, cada uno tiene un interés digamos “económico” distinto, ellos tendrán su espejo en los personajes que interactúan en su real cotidianidad, Carlos con su ¿amigo ? Pepe, uno de los personajes con mas aristas de la obra, un hombre solitario que busca en la familia de Carlos algo que no tiene en la propia, pero es necesaria la transformación total en pos de su adoración por Carlos que siente una conexión directa con su Dios. Luego tenemos a Dorita que dice ser la hija de un alto jerarca judío francés con un amante, Nicolás, que tiene a su cargo los momentos mas cómicos de la trama; y Teodoro el hermano mas joven que es el mas perdido y solo, que no sabe quien es aun; y allí esta para ayudarlo Matilde la vecina cumbiera que es la que entorpecerá la visita de la asistente social. Y por ultimo tenemos al personaje mejor resuelto y con una interpretación de Alejandra Álvarez excelente en el papel de la asistente social que es quien debe resolver semejante desconcierto, siendo Marta el mas humano y común de todos.

La beca es una obra en clave de comedia que en casi toda su constitución esta resuelta correctamente dejando unos huecos que seria interesante resolver para que la obra fluya en su totalidad.

Teatro nuevo, joven y fresco que es recibido a sala llena en un sábado casi a la medianoche y despedido con aplausos y ovaciones por un espectador agradecido.

GUSTAVO MARTIN SCUDERI

Humor sobre una familia judía un tanto disfuncional


Comedia judía con todos sus aditamentos, una muy graciosa situación y personajes que tienen características bien marcadas. El religioso, el músico, la joven,  que parece inspirada en The Nanny  y dos tipos distintos de relaciones con los no judíos, el que los admira y la que los cree locos.
Las situaciones son grotescas aunque el manejo en escena es bastante fino. Herramientas creativas para manejar dos espacios a un tiempo. En esta sala el escenario tiene dos niveles y se utilizan algunas veces a un tiempo. Hay momentos de diálogo entre ambos niveles, lo cual no es poca dificultad. Es delicado el trato de las situaciones entre los dos amantes que se adivinan por las ventanas de la cocina.
Actuaciones cómicas para destacar las de Marcelo Vilaro, Javier Dionisio Pastor y Alejandra Marina Álvarez, que realmente sostienen la historia y le mantienen el tono.
¿Cómo hacer para obtener la beca? Mentir parece ser la mejor solución, ocultar relaciones, y sacarle brillo al pasado. Deberían usar con cuidado las palabras, pero comportarse apropiadamente no parece ser el estilo familiar.
María Inés Senabre

La Beca, en La Mueca



Por: Patricio Pereyra
patricio.criticunder@ymail.com

Se estaba por recibir de médico, pero el escenario pudo más y a la hora de la elección, las tablas ganaron. Era necesario conocer las razones que llevaron a Sebastián Kirszner, un joven músico, actor, director, dramaturgo o teatrista (como el prefiere definirse) con una sólida formación artística, a eligir La Mueca y no el Hospital de Clínicas.

En este teatro se presenta La Beca todos los Sábados a las 23.30 horas. La historia plantea: un día en un departamento, en algún lugar de Once, donde a tres hermanos los visita Marta Burman, asistente social de una importante organización: “La Jewish international Fundation” y va a evaluarlos para otorgarles La Beca David Ben Gurión: un subsidio económico que se entrega a las familias con potencial de crecimiento cultural, económico y social… pero tarde o temprano el potencial cae por su propio peso.

Este multifacético director plantea desde un texto simple, una situación elocuente que se resuelve en una linda comedia que sabe utilizar la extraña disposición de la sala. Consolidando la buena tarea dos buenas actuaciones de Marcelo Vilaro como Pepe, el presunto ¨admirador¨ de Diego y futuro miembro de la colectividad, y una precisa Alejandra Álvarez componiendo inteligentemente una gran Marta Burman.

Si bien hay actuaciones fuera de registro o acciones resueltas de manera desprolija, que pueden mejorar, esta obra merece atención del público, sea o no de la colectividad judía, ya que tiene una importante mirada personal y familiar por parte de Kirszner. Creo que la resolución del conflicto es desopilante e inmejorable. Ese momento queda grabado.   

La Beca pretende adentrarse en el mundo de una desesperada familia de la colectividad judía de clase media baja y logra correctamente ese juego intenso. Kirszner tiene la necesidad de tener un lenguaje propio y se empieza a esbozar algo de eso. Es un largo camino y de elecciones difíciles, pero creo que de eso él sabe bastante.   

Sebastián Kirszner, la joven promesa del teatro nacional.


Como se sabe, Buenos Aires es la capital del teatro sudamericano. Decenas de obras de teatro se estrenan semanalmente. Tanto del comercial como del alternativo. Y entre tantos nombres y autores de culto, a contra luz, surge la figura de Sebastián Kirszner, quien a sus veintiséis años, ya tiene en su haber, varias obras como autor y director. Ahora vuelve a las tablas con La Beca, una familia judía que mostrará su hilacha, de la forma más tragicómica.

Algunos podrían tildarlo de loco, otros de apasionado, lo cierto es que Sebastián Kirszner, dejó a tres meses de recibirse de Médico, su carrera profesional para dedicarse al mundo del teatro. Él, apasionado de la actuación, director y escritor, no veía su vida en un hospital, aunque sí, sobre las tablas. Es por ello, que mientras cursaba las típicas materias como Anatomía y Química, se formó en las escuelas de Silvia Kanter, Roxana Berco y Ricardo Halac, entre otros. “Soy una persona que busca, que intenta construir un lenguaje, no con la certeza de poder hacerlo, pero sí intentándolo. Y por sobre todo pongo en jaque los modelos conocidos, aprendidos, observados, que de alguna manera nos adiestraron en esta “matriz”. Siempre con una mirada ácida, irónica, tratando de que esa ironía no me deje por fuera de lo que creo que es el teatro.”

- ¿El teatro para vos es….?
- “Es generar verdad con eso que se cuenta. En el mix de roles que tengo como director y dramaturgo, trato de usar la palabra como un medio, para llegar al fin que son los cuerpos en acción. Dirijo con el texto en la mochila, para poder desprenderme de esa cárcel que es el propio lenguaje, por el que todos estamos atravesados, y así trato de generar un segundo escalón de resignificación.

- ¿Se puede vivir del teatro alternativo?
- “Es mi mayor deseo. Vivir de esta forma sería ideal. Y por forma entiendo, más allá de cualquier distinción entre modelos de producción, el de generar un hecho artístico, instituyente… maquinaria combinante de imágenes que dejen a los sentidos en pelotas. Hoy tengo que decir que pago por hacer éste tipo de teatro, soy productor de mis propias obras, casi siempre sin poder recuperar la plata invertida, o quedando en cero. Junto “el capital” económico algunos meses con el excedente de la convivencia, resignando alguna que otra salida lujuriosa como comer afuera, y según el monto de ese excedente elijo: “prensa, no prensa, folletos de 10 x 15 o tarjetitas, sala de teatro con seguro o que tenga algún subsidio que te saque las papas del fuego. Ahora sí, éste perverso sistema te obliga de alguna manera a poner toda la carne en el asador, sino las posibilidades de que la gente venga al asado se reducen. Claro, nada es determinante, pero estas variables de producción pueden  predisponer –o no–, a la concurrencia del público a la obra. Así, que mejor no comer afuera por algunos meses más y supongo que tampoco ir al cine.

- ¿Qué no harías, aunque te propongan mucho dinero?
- Creo que no haría cualquier tipo de propuesta que corrompa al teatro como arte y se reduzca a una mera reproducción “teatral”, a una “buena mentira” y que eso me convierta en un hipócrita de mis motores más genuinos, que son los que me impulsan a esa búsqueda que atraviesa toda mi respiración. Por suerte, desde el rol de director o dramaturgo, uno tiene, o cree tener, el timón de la propuesta. Claro, hay que tener suerte con el casting y encontrar actores que se entreguen a esta comunión compartiendo el tono, registro y afinación de éste canto religioso. Ahora, si como teatrista cayese en esa trampa, o las circunstancias me vieran inmerso en ese sistema, buscaría las armas para seguir generando estados de apertura a pesar del contexto.

- ¿Sebastián Kirszner hoy?
- “Hoy encuentro mayor satisfacción haciendo en el campo del “absurdo”, que plantea una mayor ruptura de la palabra escrita, y me permite explorar e investigar con mayor profundidad en las formas que aparecen, y así escapar de cualquier significante conocido.

- ¿El proceso creativo te surge a partir de…?
- “De infinidad de cosas. Primero, meses de volcar imágenes en un archivo de notas en la computadora. Esas imágenes se van transformando en escenas, y con suerte, si algo prende, ese archivo es el elegido entre tantos borradores, cual espermatozoide que llegó al óvulo, y se transforma en “obra escrita”. Y hago esta distinción de “escrita”, porque todavía no es teatro, y está lejos de serlo, no antes de que el “Times New Roman” desaparezca y solo quede la respiración del actor-cuerpo.

- Me gustó esa definición…
- “Es que es así. Una vez que la obra ya pasó por la impresora, a generar marco: un elenco, una sala, conseguir los medios de producción y entonces sí, comienza el proceso de ensayos, a contra reloj, con la fecha de estreno en la mira. Me gusta tener las cuestiones de producción que traen jaqueca: de dónde sale la plata, la fecha de estreno, y las miles de complicaciones que van surgiendo. En el caso de La Beca, mi nueva obra, comenzamos los ensayos en Abril, ya teniendo fecha de estreno como el 30 de julio. El primer mes y medio de ensayo, sin texto, pura búsqueda, investigaciones, cuerpos, buscar esa corporalidad que aparece producto del espacio y del vínculo con esos otros cuerpos. Pasando el segundo mes, comenzamos con la puesta, que simplemente era ordenar lo que ya había. Como director voy tirando del piolín, pero el verdadero responsable de generar ese abismo y vértigo escénico, es el actor.

- Sin palabras…
- “Hacer… no quiero dejar nunca de hacer. Leí alguna vez que tener éxito es hacer lo que a uno le da placer. Allí estoy, inmerso en éste mundo como teatrista, respirando como tal.

Por Axel Serrano

Los trapitos al sol de una familia ansiosa por "La Beca"














¿Tendrá esta familia cultura, formación académica universitaria y “buenos” valores necesarios para merecer esta ayuda?

Los entretelones que se tejen en torno a un pequeño grupo familiar es el centro de “La Beca”, una obra dirigida por Sebastián Kirszner que se pone en escena todos los domingos a las 18:30hs., en el Teatro La Mueca (Av. Córdoba 5300).
No se trata de un día más para esta familia conformada por tres hermanos (Dorita, Teodoro y Carlos) que viven en una casa de Once, sino de uno muy particular: los visita Marta Burman, una asistente social de una importante organización, “La JewishinternationalFundation”, que va a evaluarlos para otorgarles La Beca David Ben Gurión. Esta beca es un subsidio económico que se da a las familias con potencial de crecimiento, “un empujón económico”, que se da a la familia ideal: con cultura, formación académica universitaria, “buenos” valores… que “merece” de esta ayuda.
 
¿Será el caso de este hogar que llegó hasta esta instancia? Dorita dice ser descendiente de un alto jerarca judío francés del siglo pasado. Teodoro tiene una profunda alienación con el jazz y su referente contrabajista, y Carlos es un judío religioso que no puede dejar de conectarse con Dios. Además habitan la casa Pepe, un admirador de Carlos, y Nicolás, el amante de Dorita. Irá todo en marcha, hasta que aparece Matilde, la joven cantante de cumbia del departamento vecino, que en pos de su amor por Teodoro, sacará a relucir los trapitos al sol de esta familia.
 
El director y autor de la obra describe su trabajo haciendo hincapié en este grupo familiar y las distintas aristas que pueden surgir en esta “institución”: “Familia conlleva religión, tradición, entrada en la masividad pero a la lupa: la singularidad de cada pequeño núcleo familiar. Es allí a donde me adentro, a lo más íntimo de esta familia, con una mirada empática, y empapado de esta realidad busco sumergirme, en un proceso de investigación que trabaja sobre lo corporal, lo vincular, pero sobre todo, la verdad de esta realidad alterna, que deviene hacia un hecho teatral”.
 
El costo de las entradas es de 40 pesos (consultar por descuentos para estudiantes y jubilados). Para mayor información y reservas, contactarse al 4777-0825.
 
Ficha técnica:
Director: Sebastián Kirszner.
Elenco:Alejandra Álvarez, Mario Gutiérrez, Florencia Markdorf, Javier Pastor, Santiago Scarcella, Candela Souto Brey y Marcelo Vilaro.
Diseño y operador de luces: Damián Giangrasso.
Diseño gráfico: Melisa Zelerstein.
Fotografía:Claudia Rispoli.
Asesoramiento de vestuario: Cecilia Peredo.
Asistencia de Dirección: Julia Villarrazo.
Teatro:Teatro La Mueca, Av. Córdoba 5300 (Esq. Godoy Cruz), C.A.B.A.
Funciones:Todos los domingos a las 18:30hs.

 
por Analía Lanzillotta
analial@abccultural.com.ar

La insoportable levedad de la máscara en el Ser


Por Charly Zárate - Teatro

Una comedia con muchos guiños de fácil lectura para la comunidad judía, pero que no deja de ser una obra disfrutable más allá de cualquier creencia religiosa.El Ser se eleva entre el "deber ser".

Una familia se confabula para engañar a una asistente que visita su casa con el fin de evaluarlos para el otorgamiento de una beca, la cual representa un beneficioso cambio en sus mediocres vidas. Pero la máscara de cada uno de ellos será tan frágil que les resultará muy difícil sostener ante las interpelaciones de esa extraña mujer. Es que se trata de personajes estereotipados cuyos cuerpos no pueden reprimir su esencia que pugnará por salir y delatarlos en forma constante.
La dialéctica de verdad y mentira modifica el ritmo de la pieza y logra una complicidad con el espectador a quién mantiene atento todo el tiempo. El registro de humor va in crescendo desde lo grotesco hasta lo más bizarro, sobre todo en una escena acerca de un ritual judío que prefiero no dar más detalles y que los pueda sorprender.
Se advierte un exhaustivos trabajo de composición  en la colocación de los cuerpos para las acciones que requieren los roles, en algunos de ellos funciona de manera contundente como en el caso del judío ortodoxo devenido en peluquero o en la soberbia inspectora que decidirá sobre el futuro de esta singular familia.
La sala de La Mueca permite trabajar la puesta en escena en varios niveles por su disposición espacial, esto fue aprovechado eficientemente por el director Sebastián Kirszner que presenta con “La Beca” una comedia con muchos guiños de fácil lectura para la comunidad judía, pero que no deja de ser una obra disfrutable más allá de cualquier creencia religiosa. Porque sobretodo nos habla, en un sub texto reflexivo, sobre algo más universal de la condición humana en estos tiempos, las resignaciones individuales a los que debemos someternos para poder pertenecer a un sistema que nos devora hasta nuestra propia identidad.

Revista Imperio

Buenos Aires Herald


"The play El casting, written and brilliantly directed by Sebastián Kirszner, is a sensitive and amusing homage to aspiring actors who hopefully go through the inevitable ceremony of standing in front of a camera ad a couple of spotlights..." Alfredo Cernadas. The Buenos Aires Herald.

Montaje Decadente


Ahí, un actor haciendo y tolerando por demás para alcanzar lo que desea: actuar. O, mejor dicho, trabajar como actor, que no es lo mismo. Entre él y su deseo, el casting, esa instancia espantosa en la que un artista expone ante alguien- que de suyo está en un lugar de superioridad- sus cualidades con el fin de obtener un rol. El espacio parece raro, al igual que el tiempo, pero lo relamente raro es el casting en sí mismo. Raro por no decir horrendo, desmedido, por momentos rayando en lo humillante.
Sin embargo, El Casitng, éste, la obra, es un paseo inteligente por la vida de un actor. Un paseo de una hora, breve pero completísimo. Sin idealismos ni autocompasiones. Y está sostenido en el oficio que despliega Luciano Cazaux para componer a ese actor creíble y querible. Uno de esos pequeños trabajos que se destacan por su solidez.
Lucho Bordegaray.

En un casting todo es posible por un papel


Sebastián Kirszner, director.

-¿De qué se trata El Casting? 
-Es sobre el mundo del actor, sacrificado, competitivo, lleno de angustia, inestable y fugaz, que en cada casting se funde en un único objetivo: quedar elegido. José María es un actor que la luchó, pero no llegó, y llega a esta instancia con una hija que debe mantener, una ex mujer que lo presiona, y algunas deudas que lo aprietan
.
-¿Por qué te interesó esta temática?
-Hay cierta "cosificación" de los actores en el marco de los castings, que me llama mucho la atención. Actores como cosas, que pueden hacer cualquier acting a pedido del director de casting: reír, llorar, bailar como monitos africanos, y por qué no quedar desnudos frente a las cámaras. Todo es posible por un papel, y ese límite es el que me interesa desafiar.

-¿Hiciste castings para dirigir al protagonista? 
-Paso por esta realidad una o dos veces por semana, para pagar el ABL y las expensas, tengo un "book" donde tengo alguna foto en cuero porque me lo piden, y además ya sé que soy el perfil "chico con onda". Además tengo preparado mi vestuario "elegante sport", y también unos anteojos sin marco porque a veces también doy freak o nerd.

-¿Cuáles son los planes para este 2012?
Estreno y ya me pongo a montar el siguiente espectáculo. Siempre en movimiento, con la mira que es hacer teatro.

Desde el 14, los viernes y sábados a las 21hs. en el Teatro El Fino Espacio Escénico, Paraná 673.

jueves, 9 de agosto de 2012

Sub 27: La gran camada de directores jovencísimos

La escena alternativa está llena de jóvenes directores que se destacan a través de elogiados trabajos
Por Laura Ventura  | Para LA NACION


Es una tarde helada y llueve. Todos llegan temprano a la cita y, para la mayoría, ésta es su primera entrevista. Algunos se conocen por haber compartido algún taller, pero hay un común denominador que los aglutina: su entusiasmo por hacer teatro. Hay docentes y veteranos de las tablas, a pesar de que los mayores tienen apenas 27 años. Claudio Tolcachir prestó su sala Timbre 4 para la producción, y coincide con los directores en la puerta, los mismos que en la entrevista lo destacan como un modelo por seguir, como alguien que empezó muy joven, que lo sigue siendo y que logró un espacio destacado en nuestro teatro que en las entrevistas lo destacan como un modelo por seguir, como alguien que empezó muy joven, que lo sigue siendo, y que logró un espacio destacado en nuestro teatro. Diego Faturos y Francisco Lumerman ofician de anfitriones en la sala, donde se presentan Vientos que zumban entre ladrillos En tus últimas noches , escritas y dirigidas por ellos, respectivamente. Diego recorrió el mundo como actor con La omisión de la familia Coleman, y Francisco obtuvo múltiples premios como autor, entre ellos el primer puesto en el concurso Rozenmacher (con un jurado integrado por Mauricio Kartun, Daniel Veronese y Jorge Dubatti) por Te encontraré ayer . Actores y autores, los dos se animaron a dirigir. "Empezó como un juego. Escribía porque quería actuar y no teníamos textos. Teníamos 20 años, por eso en las historias éramos huérfanos. Y después, con el guión ya terminado, mis compañeros me decían: «Dale vos». Yo puedo intercambiar de rol con facilidad. Escribo, pero mi formación como actor [hoy participa de Vientos que zumban? ] es fundamental para dirigir. Así nació El festejo , mi primera obra", dice Francisco, que en octubre regresa con la cuarta temporada de De cómo duermen los hermanos Moretti (en Anfitrión). Amigos desde los 13 años, Diego y Francisco se conocieron el primer día que ingresaron en Andamio 90, la escuela de Alejandra Boero, para estudiar actuación. Francisco armó un grupo con sus compañeros de colegio e integró a Diego al equipo. Juntos fundaron a los 17 años el grupo Abriendo Paso, junto con Manuela Amosa, Lisandro Penelas y Johanna Braña, con el que realizaron dos infantiles, aunque lo suyo no era cosa de chicos. Diego luego escribió y dirigió Vitel Toné ,Palabristas , de Lucía Laragione, y ahora prepara Amanda vuelve , con Marta Lubos ("Siempre la tuve a ella en la cabeza cuando escribía la obra y un día, en París, los dos estábamos de gira, y se sentó frente a mí en una cena y se lo propuse") y Sandra Villani. "Con Coleman crecí y conocí el mundo, pero también quería apostar a mi trabajo como director. Es increíble ver esas escenas que tenías en la cabeza luego sobre el escenario. Es alucinante cuando la sala se llena de eso en lo que uno cree", dice Diego, uno de los coordinadores de la escuela de Timbre 4, que tiene más de 600 alumnos.

UNA NUEVA GENERACIÓN
En un círculo, charla un grupo de directores, intercambian sus tarjetas de presentación, todas en colores y a doble faz. Son los programas de sus obras y se invitan mutuamente a ver sus presentaciones.
La mayoría de las obras que los jóvenes directores realizan provienen de textos propios y además existe en todos una formación desde la actuación. Ramiro Guggiari, nieto de Tato Pavlosky ("no creo que sea por esto que me guste el teatro"), tuvo sus inicios en la escuela de actuación. "Siempre supe, desde que empecé a estudiar teatro, que no iba a ser actor, sino director. No me veo a mí mismo en el escenario. No creo que sea ni más ni menos que el actor. Simplemente es otro rol", asegura quien a sus 26 años acaba de estrenar su segunda pieza, Complexión (La Ranchería).
Gonzalo Senestrari (22 años) también proviene de una familia de artistas, hijo de Alejo Beccar, dueño de la sala La Tertulia, ya lleva varias obras escritas y debutó en la dirección con Los fracasados , en la que reflexionó sobre la idiotez humana.
Leticia Tómaz parece ser la excepción. Ella dirige La cantante calva (La Carbonera), de Eugène Ionesco, impulsada por sus maestros en la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD) Luis Cano y Roberto Castro, donde obtuvo el título de directora. "Todo el elenco es mayor que yo. Creo que les debe haber resultado raro verme por primera vez. «¿Esta con cara de nenita me va a dirigir a mí?», me imagino que pensaron. Pero después todo fluyó. Como directora, y a partir de mi edad [24 años], hay que trabajar en una estabilidad e intentar ocultar la inestabilidad si aparece."
La mirada fresca de una nueva generación aparece en los textos, en las puestas y en las temáticas. Juan Pablo Galimberti (27 años) lleva a cabo Chat (Espacio Polonia), en el que se mete de lleno con el papel y juegan las nuevas formas de comunicación en las familias: "Es el universo de la clase media, y en el mundo del chat, que para mí es como el agua, donde tenés una gran libertad para transitar distintos estados y podés convertirte en lo que quieras. Esto me atrajo por la gran cantidad de posibilidades que me permitía desde lo teatral".
Aunque también están aquellos jóvenes que apuestan a tonos que tuvieron su apogeo hace años, como el melodrama, nutridos de la TV de los setenta, como la ya clásica Rolando Rivas, taxista . Es el caso de Fabio Golpe (24 años), que presenta el unipersonal La otra vida , con Marien Perseo (Pan y Arte), y Quizás un día sí (La Casona Iluminada), en la que se anima a contar una historia cuyo eje es la fe y la religión. "Empecé a dirigir mis obras porque sino, no podía hacer teatro. Fui creciendo. Nunca descuido el humor y hacer reír no tiene que ver con la edad. Si algo está bien contado, llega al público de todas las edades", dice Golpe, quien participará del Ciclo Pendex (Todavía no saben lavarse los calzones, y ya hacen teatro ), organizado por las también jóvenes Monina Bonelli y Maruja Bustamante.
Hay muchos maestros y personalidades que inspiraron y sembraron la huella en esta nueva generación de realizadores. Hugo Midón merece un capítulo aparte. Sebastián Kirzner (26 años), el director y autor de La beca (La Mueca), se formó en la escuela Río Plateado, de Midón. "Quedé tocado por la singularidad de ese lenguaje y por la búsqueda de encontrar uno propio. Uno no elige hacer teatro. Está dentro de uno. Tuve suerte de llegar a esa escuela", recuerda Sebastián.
Sol Titiunik, la responsable de Rapaz (Teatro Oeste), además de directora de cine y de dar sus primeros pasos en Magazine For Fai como actriz, también estudió con Hugo Midón y Nora Moseinco: "Es fundamental que alguien, con generosidad, te estimule de chico y te dé seguridad. Es un ciclo, que no tiene que ver con la edad. Hoy, por ejemplo, me siento un poco la madre de algunos de mis actores y hasta les hablo y les transmito lo que considero clave para hacer teatro: compromiso"

miércoles, 8 de agosto de 2012

Por Nilda G. Nelson

Sobre el proceso creador de "El Casting"

martes, 7 de agosto de 2012

Leedor.com (II)


“El actor es un señor que hoy come faisán y mañana se come las plumas” Fidel Pintos


La vida nunca es fácil para nadie; nadie tiene comprada su suerte ni tampoco nadie nos prometió un jardín de rosas. Pero hay destinos y destinos, diferentes búsquedas o impulsos vitales. Suele decirse que el mundo de los actores está lleno de angustia, que es sacrificado, inestable y fugaz pero ¿el mundo de quién no lo es?.

La pregunta que surge entonces es qué diferencia a los actores del resto de los mortales (porque también los actores son mortales aunque parezca que algunos se han ganado la inmortalidad con tal o cual interpretación). Las respuestas son múltiples pero podemos destacar dos o tres aspectos.

En primer lugar, los actores (en extensión, todo artista) tienen la difícil y emocionante tarea de lograr conmover, movilizar. Hacer llorar o reír, lograr ese momento de magia y conexión total con otro, ese sublime instante donde el hecho artístico se completa, se manifiesta en todo su esplendor, no es para cualquiera y los actores lo saben y van por la vida buscando rozar el corazón de alguien con ese fuego que tienen en el cuerpo. También, en segundo lugar, están las máscaras y la posibilidad de ser otro a cada paso sin dejar de ser ellos mismos y sin que nadie los juzgue por ello, por decir la verdad cuando mienten.

Pero si hay algo que diferencia a los actores es el casting y la necesidad ferviente de ser elegidos a cada paso porque de esa elección depende no sólo su posibilidad de trabajo sino su razón de ser. Todos luchamos por ser elegidos pero cuando ello ocurre lo que sobreviene es cierta estabilidad; a ellos la estabilidad les dura un suspiro, una temporada de teatro (que dura lo que la taquilla les depara), de una propuesta televisiva (que dura lo que el rating les determina) o los días de una filmación cinematográfica. Todo lo demás es el abismo, la angustia y el verdadero trabajo que consiste, como dicen, en buscar trabajo.

El casting, un actor fuera de cuadro es una obra que nos permite pensar la condición de actor, su posición en el entramado social, su razón de ser. A través del humor, presenciamos una metarreflexión sobre las condiciones laborales en el mundo artístico, en un país donde conseguir trabajo no es fácil para nadie y donde la rentabilidad del trabajo actoral es sólo para unos pocos.

José María (Luciano Cazaux) es actor pero la suerte no lo ha acompañado, tanto es así que tuvo su soñada participación en un film pero desafortunadamente esa escena fue descartada. Un día llega a la puerta de la mansión de Ricardo Rosemburf (un viejo compañero de teatro con quien compartió en el pasado el trabajo en alguna puesta, montada en algún lugar del Conurbano) para pedirle una oportunidad.

El destino de su viejo “amigo” ha sido mucho más complaciente: Ricardo es ahora un reconocido productor que tuvo la suerte de llegar a la Calle Corrientes. José María toca timbre y Rosemburf responde pero de manera incierta, misteriosa, casi desinteresada, de modo que, en toda la obra, se convierte en una presencia invisible, poderosa, un pequeño dios ante el que hay que rendir un examen.

Comienza entonces el desopilante casting de José María, desde la calle (porque nunca lo invitaron a pasar), ante una cámara de seguridad. Tiene un libreto, algunas artimañas actorales, miles de problemas (vive acosado por las deudas, una ex mujer demandante y una hija a la que debe mantener) y un solo sueño: conseguir el papel de su vida. A la escena se suma Julia (Alejandra Marina Álvarez), una secretaria que ve su posibilidad de convertirse en actriz, con quien entablará una cierta relación de competitividad; y un absurdo jardinero (Gamal Hamed) que contempla la escena y nos regala algunas piezas musicales.

Todo es posible es este casting donde ficción y realidad se confunden y se complementan. Todo es posible, hasta la humillación más cruel, el golpe más bajo.

Podemos definir esta propuesta, también, como una brillante clase de actuación donde, intuimos, cualquier actor que se acerque a verla reconocerá en ella ciertos lugares comunes de sus propios itinerarios. Luciano Cazaux se pone en la piel de todos (y también en la propia) los que van en busca de un sueño, los que insisten a pesar de las circunstancias, los miedos y las inseguridades.

Una obra absolutamente hecha a pulmón, disfrutable para todos, con momentos de mucha tensión y emoción porque, en el fondo, nos demuestra lo frágiles que somos, lo finitos y lo invariablemente mortales.

No se la pierdan.