"No quiero que mi teatro sea banal"

Entrevista para "La Voz Joven."

"Rats, casi un musical"

Ganadora del Florencio Sanchez al mejor musical, 2014.

"El Mate", en el Teatro La Comedia

Obra nominada en los ACE y ganador de un ATINA. La música fue compuesta por Carlos Gianni.

"Azulejos Amarillos"

De Ricardo Dubatti, dirigida por Sebastián Kirszner en el 2013.

Sebastián es director artístico de "(La Pausa) Teatral"

Realiza talleres de montaje y talleres de actuación.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Entrevista en Radio Nacional


Escuchá la entrevista realizada por Jorge Dubatti, en el programa Postales Argentinas, Radio Nacional, emitido al sábado 23 de febrero. Sebastián Kirszner habla sobre su actual obra: "Las Memorias de Blanch", que se da en El Extranjero; sobre su publicación de "El Casting", en Panorama Interzona, y sobre su espacio teatral: "Teatro Joven". Hace click en el video para escuchar la entrevista.


martes, 26 de febrero de 2013

Revista 23: "En el limbo"



Personas que tienen que firmar papeles luego de morir. Una oficina del Estado donde se hacen trámites y hay que esperar hasta que la gente que lo quiso a uno, en vida, haga su duelo”. Desde esa imagen disparadora, cuatro años atrás, el director y dramaturgo Sebastián Kirszner inició la escritura de esta inquietante comedia negra. La puesta de la obra, que se estrenó a comienzos de este mes, despliega una historia más compleja aún. Eva Blanch (Alejandra Álvarez), directora de teatro, muere y deja inconclusa la pieza más importante de su carrera. En una instancia entre la vida y la muerte, da forma a su proyecto mientras coordina la recepción de los nuevos muertos. Custodiada por una asistente que emite comunicados con un megáfono (Camila Inclán), Eva recibe a una nerviosa actriz de televisión y luego a otra, pero de teatro. A partir de allí, entre la bienvenida post-mortem y el casting, Las memorias de Blanch juega con la percepción del público y hasta con la de los propios personajes, que de tan ensimismados en su histrionismo no tienen muy claro dónde están ni qué les ocurrió antes de llegar a la misteriosa oficina.

"Memorias póstumas"


Memorias póstumas:

 La muerte de Eva Blanch (Alejandra Marina Álvarez) sorprende a sus allegados, aunque más especialmente a ella misma. Directora de teatro under, verborrágica y sin pelos en la lengua, esta singular mujer se encuentra en la O.D.O. (Organización Disfuncional Orgánica), ocupando el mediocre puesto de coordinadora. Allí ella debe recibir a los muertos recién llegados y ubicarlos en sus respectivas tumbas. Junto a Eva está el parlante (Camila Inclan), quien, asida a un megáfono, transmite los comunicados de la institución. Clara (Belén Lopez Marco) visita la lápida de Eva, sin comprender aún la muerte de quien la ha abastecido tanto de un goce artístico como de uno pasional. Asimismo, una actriz de la “tele”, Camila (Victoria Arrabaça), arriba a ese peculiar establecimiento, donde traba amores con Eva, engendrando juntas una obra de arte única.

Atractiva pieza de Sebastián Kirzsner, Las memorias de Blanch, examina la relación entre el teatro y la muerte, preguntándose acerca de la posibilidad de crear un lenguaje ultraterreno. En efecto, Eva Blanch desea participar de un concurso de dramaturgia post-mortem y así lograr el reconocimiento que en vida no ha sucedido. Eva no sólo es una autora difunta (ella es Eva Blanch, una directora que ha fallecido), sino también una difunta autora, es decir, una persona cuya muerte opera como condición de posibilidad para el nacimiento de una artista. De este modo, la muerte engendra vida, pero un tipo de existencia que se sostiene a partir de un agente externo. Tal es así que la misma Blanch nos interpela a nosotros, espectadores de su deceso y -a su vez- nacimiento, con la cláusula anti-cartesiana “si no me miran, yo no existo”. Precisamente, he aquí el último elemento necesario para que el arte surja y se haga carne: el otro.

Con diálogos hilarantes, dotados de acidez y humor post-mortem, la obra cuenta también con notables interpretaciones de estas cuatro mujeres, así como de una puesta en escena que se funda en lo polifuncional, donde los elementos se disfrazan y nada es lo que parece.

Fuente: http://www.espectaculosdeaca.com.ar/

domingo, 24 de febrero de 2013

Entrevista con Jorge Dubatti en Tiempo Argentino




09.02.2013 | Sebastián Kirszner, dramaturgo y director

Una generación sub 30 con el espíritu inquieto de la "guerrilla teatral"

El autor, quien acaba de publicar El casting y presenta Las memorias de Blanch, sobresale entre los más jóvenes creadores teatrales.


Por: Jorge Dubatti

Hay una avanzada de dramaturgos-directores sub 30 en la Argentina? Por supuesto, y se afirma con fuerza prometedora, hecho que pone evidencia la fecundidad de la cultura teatral nacional. Entre esos jóvenes creadores se destaca Sebastián Kirszner (Buenos Aires, 1985), con varias piezas estrenadas desde 2010. Es también actor y dirige el Proyecto Teatro Joven. Su obra teatral El casting fue incluida por Elsa Drucaroff en el volumen Panorama Interzona. Narrativas emergentes de la Argentina (2012) y publicada en Alemania. Acaba de estrenar Las memorias de Blanch, una "comedia negra en torno al teatro y la muerte", que se presenta en El Extranjero (Valentín Gómez 3378), los domingos, a las 21, con un elenco integrado por Alejandra Marina Álvarez, Victoria Arrabaça, Camila Inclán y Belén Lopez Marco. Kirszner no pierde el tiempo: estudió con Ricardo Halac, Mauricio Kartun, Guillermo Cacace, Ricardo Bartís y Hugo Midón, entre otros maestros.

–Sos uno de los dramaturgos más jóvenes del teatro argentino actual, ¿te sentís vinculado a un grupo, tendencia, generación de teatristas menores de treinta?
–Pertenezco a una generación de artistas nacidos post dictadura, la llamo "La generación del Patacón”, sólo para identificarla de algún modo. Cuesta agruparnos en una búsqueda compartida de lenguaje. La sensación es que no hay un rótulo muy definido que identifique a mi generación más allá de "joven", me pasa que todo lo que veo de dramaturgos sub 30 es muy distinto, y además estamos muy separados. Es una generación de "guerrilla teatral", donde el público es fagocitado por las máquinas comerciales, o licuado por el fenómeno televisivo, que ya nos viene como legado, y que ha instituido desde antes de nuestros nacimientos que el teatro es para muy pocos. Digamos que ser joven, "teatrista" y "buscador de lenguaje" es una mezcla un poco marginal y solitaria para los tiempos que corren. En ese sentido, somos soldados luchando individualmente, que aún no conformamos un frente de batalla tan definido. Creo que esta "dramaturgia joven" se diferencia a la de las generaciones anteriores, en principio por el imaginario social que la atraviesa: crecimos en democracia, bajo las alas del menemismo, los "secuestros exprés", el corralito porteño, la manipulación de la realidad por los medios, etcétera.

–¿Qué pensás de la inclusión de tu obra El casting en la antología de autores emergentes Panorama Interzona?
–Mi llegada al libro fue casi azarosa: por facebook alguien había anunciado que andaban buscando textos de jóvenes, y así fue que mandé El casting, y quedó seleccionado. Me di cuenta de la magnitud de la cosa el día que nos juntamos a brindar por el libro. El mismo es como una lupa de distintos conflictos y temáticas del país, y además un reflejo de la existencia de distintas narrativas jóvenes. Por un lado, fue la primera vez que recibí un reconocimiento de tal envergadura, estoy muy agradecido de que Elsa me haya brindado el espacio de dar a conocer mi obra. Sin embargo aún me queda en vilo la necesidad de un marco que reúna y así legitime la voces jóvenes dentro del teatro, y que así puedan resonar más allá de pequeños y marginales festivales sub 30 que no llegan a penetrar el sistema. Elsa dice que post 2001 aparece una tendencia de nuevos relatos con tramas fuertes con mucha peripecia, con temáticas como la pobreza, encarada desde un lugar no moralizante. En mi caso, El casting es la historia de un actor que no pudo triunfar, y el relato te lleva a una creciente cosificación del personaje frente a un portero eléctrico (de la casa de un productor), hasta el extremo de la muerte, por un papel.

-–¿Qué rasgos caracterizan tu teatro?
–Mi teatro está atravesado por la búsqueda de lenguaje. Entiendo a mi dramaturgia muy ligada a mi dirección (el otro de mis roles en el teatro), ya que la pienso como un escalón previo, una instancia que necesita de la dialéctica con el cuerpo actoral. La palabra como un elemento más del lenguaje que articuladas resuenan sobre el actor y multiplican su sentido. Un teatro de cuerpos. No busco el desciframiento de alguna magia oculta en el texto, sino que le falto el respeto (en el buen sentido), es un piso sobre el cual el actor escribirá con su cuerpo, mientras la dirección tira del piolín, corta, pega, elige, interpela, etcétera. Distintas líneas estéticas han marcado mi recorrido, maestros argentinos que me han formado son Cacace, Bartís, Kartun, y algunos que a través de sus textos me han nutrido como Vsevolod Meyerhold, o Peter Brook, incluso mi pareja (psicoanalista freudiana-lacaneana) resignifica mi forma de entender el lenguaje diariamente. Temas que están muy arraigados en mis obras son: la familia, la cosificación del hombre, el mundo de la actuación, o hechos sociopolíticos puntuales que me han tocado vivir, como la crisis de 2001.

–¿Cómo se relaciona Las memorias de Blanch con esa poética?
–Desde la construcción dramatúrgica, partí de una imagen disparadora: "Personas que tienen que firmar papeles luego de morir. Una oficina del Estado donde se hacen trámites, y hay que esperar, hasta que la gente que lo quiso a uno en vida, haga su duelo". Luego esta imagen se mezcló con la posibilidad de que esta oficina la manejara una directora de teatro "under" frustrada que toma un trabajo (post mortem) de oficinista, mientras termina su obra. Es una obra que busca la ruptura temporal desde el relato, y combinaciones de imágenes que despeguen de cierto "realismo". Así se creó un mundo medio atemporal con leyes propias, hasta hay un altoparlante mezcla de objeto y persona que emite comunicados y convive con la gente de la oficina como un empleado más. La escritura de la obra llevó varios años, con varias versiones, desde la original en 2009, hasta la actual en la sala El Extranjero.

–¿Por qué el teatro? ¿Vía de expresión excluyente o compartida con otras expresiones?
–El teatro me singulariza. Me da momentos muy gozosos: el hallazgo de una escena, los ensayos, el vértigo cuando "eso" sucede, la sensación preestreno. La intensidad actoral, provoca en mí que los sentidos se disparen, y el tiempo-espacio cobra una dimensión única, la de la experiencia misma. Quizás eso aparece en un pedacito de ensayo, y ya vale el esfuerzo de la remada, de lo artesanal, de lo hecho por uno mismo. Creo en el teatro como una forma de correrme, de parar la máquina. Considero el arte como un puente para romper con lo establecido. En la combinación del teatro con otras formas de expresión, grandes directores provenientes de otros terrenos como Pina Bausch (la danza), o Tadeusz Kantor (la plástica), nos han enseñado que en esa articulación puede aparecer una fórmula muy poderosa. En mi caso, mi teatro está muy entremezclado con la música, y en esta convivencia mi intención es que algo del hecho artístico aparezca. «

miércoles, 20 de febrero de 2013

Entrevista con Osvaldo Quiroga

"Las memorías de Eva Blanch" llegan al Teatro

La obra relata la muerte de Eva Blanch, una directora de teatro alternativo. El espectáculo combina el mundo del teatro y el de la muerte.

Martes 05 de Febrero de 2013

“Las memorias de Blanch”, escrita y dirigida por Sebastián Kirszner, es una obra combinatoria,  entre el mundo del teatro, y el mundo de la muerte.  Del primero se abren distintas hipótesis: el de la dirección teatral, el de la actuación en sus distintos soportes, el del ensayo. Del mundo de la muerte una sola hipótesis: la búsqueda de lenguaje, y la posibilidad de aparición de un mundo singular
En dialogo con Radio Provincia, Kirszner, destacó “Es la historia de una directora de teatro alternativo y la obra esta encarada con un poco de comicidad alrededor de la muerte y la podríamos calificar como una comedia negra, ya que transcurre entre situaciones que incomodan un poco al espectador.  La puesta en escena es muy simple, es una oficina móvil que es donde trabaja esta directora de teatro y una puesta de luces muy importante. El espacio donde se desarrolla la obra es una mezcla de cementerio y oficina”
La obra, se estrenó el pasado Sabado en el Teatro El Extranjero y su director se refirió a la recepción que tuvo por parte del público “El aplauso es un momento muy lindo, donde uno se encuentra con el público y es como un agradecimiento a la vida, es como decir llegamos,  después de tanta remada, llega ese aplauso. La obra fue muy bien recibida”

viernes, 1 de febrero de 2013

Entrevista para JaquePress


Sebastián Kirszner: "Las memorias de Blanch," un desavío a la muerte.

20130206002522-sebastian-kirszner.jpg
¿Actuar es un desafío a la muerte? Luego del estreno del espectáculo “Las memorias de Blanch” en el teatro El extranjero de Buenos Aires, el director y dramaturgo Sebastián Kirszner habló con Jaquematepress sobre los temas esenciales de la obra.
--La muerte es un tema que muy a menudo ocupa la dramaturgia, pero en este caso la de una directora de teatro alternativo. ¿En su opinión cómo se combina la muerte y el teatro? ¿Es actuar un desafío a la muerte?
La muerte está muy presente en el teatro, y en la vida también (paradójicamente). Sería algo así como lo contrario al deseo, lo que no pulsa, y de eso se ve mucho en el teatro. Teatro a demanda de otro, de una producción, o incluso de una dramaturgia o dirección, donde el actor y su capacidad de pulsar vida, desaparecen, el actor como cuerpo-poético muere, se reduce la cosa a una actuación de marionetas, que fácilmente engañan al espectador, porque está tan acostumbrado a ver eso, que incluso puede pagar hasta 200$ la entrada para ver muerte en el escenario, y luego aplaudir de pie, y regocijarse en su rol de público culto. Si hay vida, hay deseo, hay ganas al servicio de la actuación (no en sentido servil, sino en el sentido de entrega). Si hay vida, hay escucha, y esto es necesario para la vitalización de cualquier escena que no funciona.
--La muerte y el actor ¿Cómo encara el actor el tema de la muerte?  
Es muy común ver actores que están tan pendientes de sus propios intelectos y razonamientos en escena que se olvidan de “escuchar” (no el sentido literal, sino en una escucha más “corpórea”) a sus compañeros en escena, ahí probablemente no haya vida. Basta decirle al actor: “percibí lo que te rodea”, y con ello se modifica la forma de respirar del actor, hasta de proyectar la voz. La vida está en el juego, y la actuación que no juega, está muerta.
--¿De qué nos habla su espectáculo?
En el caso de “Las memorias de Blanch”, la obra narra la muerte de una directora del teatro alternativo, que en una instancia de la muerte, sigue adelante con su dramaturgia (ya que se anotó en un concurso de dramaturgia post- mortem). La paradoja de la obra es que sigue viva, ya que sigue con ese deseo latente… hasta que finalmente, muere simbólicamente (sí, muere dentro de la muerte) el día que decide “colgar” el teatro, para dedicarse a un trabajo mediocre de oficinista (mediocre no por el trabajo en sí, sino porque ese no era su deseo). Actuar es un desafío a la muerte siempre que se elija, siempre y cuando el actor no se someta más que a su propia voluntad de crear, siempre y cuando no se someta a la demanda de nadie, ni de nada. En mi caso, el mundo de la actuación me llena de vida, así que supongo que me aleja de la muerte.
--¿Al ver su obra en el escenario, y siendo usted también director, cuáles fueron sus reacciones?
La obra está encarada desde la comedia, llevada adelante por actrices de mucho poder lúdico como Alejandra Marina Álvarez, Victoria Arrabaça, Belén Lopez Marco y Camila Inclan. Me es muy disfrutable ver la obra en el escenario, ya que la premisa básica del trabajo es siempre correrse de la demanda (de la dirección, y la de ellas mismas), con lo cual cada pasada es un desafío a vitalizar la obra, a vivirla nuevamente, dándole lugar a la creación de nuevos signos, que pulsan de los vínculos entre ellas mismas, con lo cual, cada pasada me llena de sorpresas. Además, la obra transcurre en un espacio de mucho corrimiento de lo que llamamos la “realidad”, con lo cual nuevas reglas que quiebran lo temporo-espacial son habilitadas, y éstas son el nuevo piso para que en la próxima pasada se pueda despegar un poco más. Para construir éste mundo llevó un largo proceso de ensayos, donde cada hallazgo fue arraigado al mundo que ya se venía construyendo. Con lo cual lo obra funciona hoy como una gran máquina, llena de signos que llevaron meses en afianzarse, y que le dan la sensación al punto de vista del que mira de que todo funciona armónicamente. Además se suma la sensación de que la obra es singular, no se le parece a nada. La combinatoria de elementos resulta novedosa: Una mujer parlante que emite comunicados, Una directora de teatro que lleva un vestuario que podría ser el de una empleada del gobierno, pero que se la pasa dirigiendo, por momentos la oficina, por momentos teatro, etc. En la obra se juega también con la interlocución con el público, incorporándolo como un personaje más: “si no me miran, yo no existo”, con lo cual cada vez que uno es interpelado por la mirada de las actrices, genera cierta incomodidad.
--Un desafío escénico…  
Sí, claro, se  busca desde la puesta en escena, combinar elementos: Una mujer parlante que emite comunicados, Una directora de teatro que lleva un vestuario que podría ser el de una empleada del gobierno, pero que se la pasa dirigiendo, por momentos la oficina, por momentos teatro, etc. Se busca desde la propuesta, un salto poético de la dramaturgia, la búsqueda de una singularidad poética… el armado de un dispositivo autónomo de lenguaje corporizarían que busca poetizar las palabras, constituirlas, y hacerlas propias. Como premisa, se trata de no anclarse a modos “realistas” de habitar el espacio. Cada personaje desarrolla un comportamiento que le es único. Signos que conviven en armonía, y son de ruptura para el punto de vista del público. Se juega también con la interlocución con el público, incorporándolo como un personaje más: “si no me miran, yo no existo”. 
--¿Sería que el actor en el escenario hace un desafío a la muerte?
“Las memorias de Blanch” es una obra que se ha desarrollado a lo largo de varios años, desde que comencé con la dramaturgia original, en el 2009, en el marco de la gripe porcina, hasta la actualidad donde el proceso se resignificó con la aparición del cuerpo actoral, y el ensayo. Desde la construcción dramatúrgica, partí de una imagen disparadora: “Personas que tienen que firmar papeles luego de morir. Una oficina del estado, donde se hacen tramites, y hay que esperar, hasta que la gente que lo quiso a uno en vida, haga su duelo”. Es una obra dividida en escenas, pero que busca la ruptura temporal desde el relato, el juego con el paso del tiempo.
La búsqueda de puesta partió de un espacio multifuncional. Objetos que hacen de oficina por momentos, y de elementos del cementerio por otro. Una lápida que por momentos es lápida, y por otros oficina móvil. Un banco que por momentos es el que podría verse en un cementerio, pero que esconde una expendedora de números para formar la fila.

“Las memorias de Blanch”
Funciones: domingos 21 hs 
Teatro El extranjero: Valentín Gómez 3378 – CABA
Entradas: (c/ descuento )