"No quiero que mi teatro sea banal"

Entrevista para "La Voz Joven."

"Rats, casi un musical"

Ganadora del Florencio Sanchez al mejor musical, 2014.

"El Mate", en el Teatro La Comedia

Obra nominada en los ACE y ganador de un ATINA. La música fue compuesta por Carlos Gianni.

"Azulejos Amarillos"

De Ricardo Dubatti, dirigida por Sebastián Kirszner en el 2013.

Sebastián es director artístico de "(La Pausa) Teatral"

Realiza talleres de montaje y talleres de actuación.

viernes, 25 de julio de 2014

Crítica de Rats, en Página 12, por Poli Sabatés



VIERNES, 25 DE JULIO DE 2014
TEATRO › RATS, CASI UN MUSICAL, DE SEBASTIAN KIRSZNER, EN EL TEATRO LA TERTULIA

Cuando las ratas son más que una plaga

La puesta va más allá del simple gag de imaginar a unas ratas que, a causa de un cortocircuito, adquieren vida y se ponen a actuar: elenco y creadores se lucen en una obra que ofrece múltiples lecturas, sin abandonar su objetivo de entretener.

 Por Paula Sabatés
Rats, casi un musical, la última obra de Sebastián Kirszner, es un diálogo constante. Con su obra anterior, fundamentalmente, pero también con una tradición teatral y con la historia argentina reciente. Llamada así como guiño al emblemático musical Cats, la obra que se ve los viernes en el teatro La Tertulia tiene como protagonistas a un grupo de ratas que han adquirido el don de la actuación luego de un cortocircuito producido en una casa de electrodomésticos durante los saqueos de 2001. Así, las seis se transforman en “ractrices” y se van a vivir debajo del “Complejo Teatral San Ratín” (cualquier similitud...), donde pasan meses ensayando para interrumpir una función de Romeo y Julieta, hecha por humanos, y mostrar sus dotes artísticos.
Rats... no sólo conserva a tres de los actores (Augusto Ghirardelli, Daniel Ibarra y el músico Eduardo Lázaro) de Azulejos amarillos, puesta anterior de Kirszner sobre texto de Ricardo Dubatti. También toma de ella ciertos recursos como la música en vivo (aquélla no era una obra musical como ésta, pero casi) y el humor –absurdo en ésa, paródico en ésta–, y además mantiene con ese trabajo varios guiños intertextuales: Lázaro se llamaba en Azulejos... “músico bis” y aquí “N/N”, mientras todos los otros personajes tienen nombres, por ejemplo, y hasta se hace referencia al título de esa pieza como parte de una escena (“¡Andate Rattus Marilyn!... Dejame sola en este inmenso y frío baño de azulejos amarillos...”, dirá una de las ratas).
Esta autorreferencialidad es, justamente, lo que más acerca a las dos obras, y también a las anteriores del director, porque Kirszner antes escribió y montó Las memorias de Blanch, que combinaba al mundo del teatro con el de la muerte y El Casting, que reflejaba el sacrificado mundo del actor. Así, la reflexión sobre el hecho teatral mismo, sobre su tradición, es el eje de su obra. En Rats..., las actrices hacen “ratajación” antes de salir a escena, se reúnen en asamblea del sindicato de actores-ratas y prueban suerte en castings. Además, reflexionan sobre si entregarse a los laboratorios (¿el teatro comercial?) o no ceder ante ellos y sus presiones y reglas (“¿No estarás transando con los laboratorios, no? Ahí no hay arte, ¡sólo ampicilina, risperidona, clonazepam, beta-metazona...!, se recriminan unas a otras). Y entonces, así como Azulejos amarillos hablaba del mismo Kirszner y sus actores a través de la metáfora del hacer, Rats... también lo hace, ayudándolos a pensarse dentro del complejo mapa de la producción teatral.
Además del ingenio y la inteligencia de Kirszner, que nuevamente hace que al espectador le sigan cayendo ciertas fichas en días posteriores a la función, cabe destacar a los actores que, además de los mencionados, son Victoria Arrabaça, Ariel Bar-On y Gisel Eiriz. No sólo actúan, bailan y cantan la música original de Lázaro, sino que cada uno compone a su personaje-rata desde una estética distinta, que sostienen durante toda la obra. Así, hay una rata karateka, una que viene del music hall, otra del grotesco criollo y una con aires shakespereanos, por ejemplo. Y lo más valioso es que los actores evidencian esa diferencia aun bajo el mismo disfraz (una máscara con dientes que les tapa parte de la expresión del rostro), lo que hace que su tarea sea doblemente valiosa.
Con todo, este equipo de teatristas (también vuelve a trabajar con Kirszner la escenógrafa Lola Gullo, que en Azulejos... había hecho un gran trabajo y ahora arma un ingenioso ambiente “a escala rata”) reafirma que para hacer (buen) teatro hay que pensarse, todo el tiempo y quizás insistentemente. Porque sólo de esa reflexión –que puede ser explícita o no, eso depende– puede salir algo de verdad. Y eso Kirszner lo sabe. ¿O si no cómo se explica ese parlamento que incluye en su obra y que dice “¡No me hables tú de lo que tú no sientes sobre actuar!”?

lunes, 14 de julio de 2014

Entrevista en "Finde Conectadas"

El elenco de "Rats, casi un musical" en la radio!
Visitó los estudios de Finde Conectadas.

Escuchar. 

:::::: FINDE CONECTADAS :::::: 
Conducción: Athina Yanel Sgro (Buenas Noticias)
Columnistas: 
: Victoria Sciacca ( Luz, cámara, acción)
:: Daiana German Rieber (Dale una mano al futuro) 
::: Romina Rodriguez (Mujeres que dejaron su huella)
:::: Lucia Gonzales Rubio (Cuarta pared) 
::::: María Belén Sanagua ( La hora de circo)
Locución:
::: Sabrina Serra



Crítica de Rats, por Julieta Messer

Por Julieta Mariel Messer*
“Rats,casi un musical” escrita y dirigida por Sebastián Kirszner es una propuesta profundamente creativa que da cuenta de forma humorística del universo tan singular de los actores y sus intrincadas relaciones. Las seis “Rat-actrices” protagonistas de esta exquisita pieza teatral que pueden ver todos los viernes a las 21hs. en el teatro “La Tertulia” han adquirido el don de la teatralidad luego de que, durante el saqueo en la crisis Argentina de 2001 un hombre en un supermercado chino tropiece y deje caer un televisor sobre una heladera de lácteos dónde estaban guarecidas las ratas provocando un cortocircuito. Cargada de auto-referencialidad, “Rats” hará reír a quien ame el teatro y quién lo practique estallará en carcajadas identificándose minuto a minuto porque estas simpáticas Rat-actrices viven en el Complejo San Ratín (¿El Complejo General San Martín?),hacen Rat-ajación (¿relajación?) y estudian “Una Rat-actriz se prepara” (¿Será el texto de Stanislavski “Un actor se prepara”?). Más allá de los momentos de comicidad también las protagonistas dan a ver otras problemáticas como por ejemplo el momento de hacer un Casting, en donde se juegan los niveles de dominación y poder permanentemente apuntando a la reflexividad a través del uso de la expresividad y el sarcasmo. También las Rats reflexionan sobre la cuestión de género, al plantearse si las ratas masculinas del grupo deberían llamarse de otra manera o discuten por cuestiones sindicales acerca de formar un grupo de teatro autónomo o depender de los grandes laboratorios para su tarea actoral.
La escenografía a cargo de Jair Bellante, Jacquie Ferreira y Lola Gullo es hermosamente simple y austera, como así lo hubiese querido un Jerzy Grotowski en “Hacia un teatro pobre” o un Vsévolod Meyerhold en su “Teoría teatral” haciendo hincapié en la importante del cuerpo del actor y su productividad más que a ornamentaciones innecesarias. Compuesta de una cajita de fósforos tamaño extra large y un banquito para la Rat-actriz guitarrista alcanza para acompañar a los seis actores en escena: Victoria Arrabaça, Ariel Bar-on, GiselEiriz, Augusto Ghirardelli, Daniel Ibarra y Eduardo Lázaro. Todos funcionan como un gran equipo y sostienen la difícil tarea de caracterización que se les presenta, con vestuario y máscaras (de Lola Gullo y Mariela Rey) para la ocasión cada uno va desarrollando particularidades de su personaje llevando a fondo el trabajo creativo personal. En este sentido la rat-actriz italiana que compone con desparpajo Gisela Eiriz se quedará en nuestros corazones para no irse con su generosa expresividad tana al máximo; la super-fornida y musculosa rat-actriz que le toca a Ariel Bar-On nos resultará inolvidable por sus movimientos graciosos y su extraña voz como salida de otro planeta; la rat-actriz glamorosa y luego “Julieta” de Shakespeare dulcemente interpretada por Victoria Arrabaça agregará el toque femenino y vocal; la rat-actriz que le toca a Augusto Ghirardelli nos hará doler el cuerpo de la risa con su sketch del “Casting” y nos hundirá en el llanto con su “Romeo”; la rat-actriz de Daniel Ibarra nos demostrará todo su poderío en la discusión sindical del grupo teatral constituyendo así uno de los personajes más logrados de la obra por su impecable dicción y firmeza dramática. Y finalmente la rat-actriz-música compuesta por Eduardo Lázaro quedará como la revelación actoral de la pieza al mostrarse ante el grupo como una gran recitadora de los textos Shakespereanos que quiere ganarse un lugar en el escenario como todos.
¡Sí! ¡Otra vez el gran William Shakespeare!, es el plus de la obra. “Romeo y Julieta” de quien fue el dramaturgo clave para el teatro Isabelino forma parte y se acopla a la historia de estas seis ratas que por error fueron poseídas por el don de la actuación. La inclusión de la poética enmarcada o incluída es un acierto que proyecta a la obra a lugares impensados, así se recitan los parlamentos más bellos del teatro del Renacimiento a través de las rat-actrices dándole aún más importancia al tema de la obra: el deseo de actuar y el deseo de ser mirados. Acción-Reacción-Recepción. (Un chiste sólo para rat-entendidos). Recomendadísima. Vuelen a comprar sus rat-entradas.


viernes, 4 de julio de 2014

Crítica de Rats por Laura Rauch

[Teatro] El teatro en la piel: Rats, casi un musical de Sebastián Kirszner














Por Laura Rauch 

Cuando ingresamos a una sala teatral para la celebración del rito escénico accedemos a un espacio mágico y siempre novedoso en donde aquello que se nos presente será verosímil, es decir, creeremos lo que nos digan, por extraño que parezca. Y es con este acto de fe que los espectadores somos invitados a Rats, casi un musical, en la cual nos encontramos con seis ratas que narrarán sus interrogantes existenciales y artísticos, sus deseos y proyectos personales e individuales. Estas ratas transformadas en seres poético-parlantes – también posibles de ser nombradas como ractrices - tras un accidente dentro del contexto de los saqueos del corralito del 2001, serán quienes copen un espacio vacío, provisto únicamente por un telón pintado y una inmensa caja de fósforos, poblándolo de música, baile y humor.

Estos seres que representan cada uno una estética diferente, pretenden convertirse en una compañía oficial cuyo objetivo los lleva por todos aquellos tópicos vinculares, burocráticos y estilísticos propios del quehacer teatral independiente, permitiéndonos reflexionar acerca del teatro desde dentro de las tablas, rasgo característico de la poética de Kirszner, donde la metareferencialidad a ciertos aspectos teatrales así como la mención a otras obras, propias o de autores clásicos, ahondan en su propuesta del teatro dentro del teatro, lo que nos lleva a pensar que, quizás, la mejor y más concreta forma de hablar del hecho teatral es definirlo en sí mismo, considerando siempre aquellos exponentes – como es el caso de Shakespeare - que lograron con sus textos y puestas la trascendencia del arte escénico.

Y tal vez este sea el objetivo de la puesta, dar cuenta de lo ontológico de este arte, de su íntima relación con los deseos - tema central en la pieza por él dirigida Azulejos Amarillos – y de la importancia de la imaginación tanto a la hora de su gestación como en su representación. Acompañan destacándose una escenografía simple y efectiva, así requerida ante el intenso desenvolvimiento de los personajes; el vestuario y las máscaras, que transforma a los actores en seis disimiles ratas; y la música, ejecutada en vivo por una de stas, brindándole al resto infinidad de climas que enmarquen sus relatos.

Cabe destacar la labor de los actores (Victoria Arrabaça, Ariel Bar-On, Gisel Eiriz, Augusto Ghirardelli, Daniel Ibarra, Eduardo Lázaro) puesto que parecen invisibilizarse detrás de los personajes, componiendo distintas estéticas – desde Shakespeare, pasando por Discépolo y el naturalismo hasta el musical – y que terminan hermanándose en una puesta plenamente orgánica, plagada de momentos oníricos, danzados, cantados y poéticos, dejando de lado lo solemne, permitiendo así el disfrute de todos los espectadores, vengan o no del ambiente teatral.

Rats, casi un musical, postula que lo más importante en el teatro es la dedicación, la perseverancia, y el amor a la profesión, algo que prevalece más allá de las especies.

Rats, casi un musical se presenta en Teatro La Tertulia (Gallo 826) los días viernes a las 20.30 hs.

Entrevista con Charly Zarate en "Del espesor de la experiencia"

Entrevista en "Del espesor de la experiencia" junto a Charly Zarate y Silvina Beigbeder.Escuchar

** Del espesor de la experiencia **
Jueves de 18 a 19 
Radio ArInfo Play 
On line: www.arinfoplay.com.ar
Idea, conducción y producción general: Charly Zárate 
Asistencia de producción: German Esteban Alem 
Mirada teatral: Silvina Beigbeder