"No quiero que mi teatro sea banal"

Entrevista para "La Voz Joven."

"Rats, casi un musical"

Ganadora del Florencio Sanchez al mejor musical, 2014.

"El Mate", en el Teatro La Comedia

Obra nominada en los ACE y ganador de un ATINA. La música fue compuesta por Carlos Gianni.

"Azulejos Amarillos"

De Ricardo Dubatti, dirigida por Sebastián Kirszner en el 2013.

Sebastián es director artístico de "(La Pausa) Teatral"

Realiza talleres de montaje y talleres de actuación.

sábado, 30 de agosto de 2014

Crítica de Rats, en el suple NO (Página 12)

JUEVES, 28 DE AGOSTO DE 2014

RATS, CASI UN MUSICAL ES CASI UN GUIÑO GENERACIONAL

“La de 2001 fue la fractura social más grande que nos tocó”

Sebastián Kirszner presenta una obra con códigos de absurdo y grotesco con gran injerencia de los vaivenes de la última década.
 Por Brian Majlin
Anclada en la intertextualidad, Rats, casi un musical remite inevitablemente a Cats, la obra que puso en escena durante más de 20 años Andrew Lloyd Webber. Pero no es el único guiño de la puesta escrita y dirigida por Sebastián Kirszner, parodia sobre la sociedad comercial que se basa en los guiños. Desde la actuación y sus gajes hasta la conformación de las burocracias sindicales, pasando por la tinellización, la fama, el show y la producción en cooperativa, los guiños son provocados por seis “ractrices”, pequeños mutantes formados a partir de la caída de un televisor en una heladera de un supermercado chino durante los saqueos de 2001, que dialogan con múltiples aspectos de la vida cotidiana y, sobre todo, con la generación que creció consumiendo el menemismo y las sobras.
El teatro de Kirszner atrapa por la sagacidad con la que enlaza el discurso crítico –reflexivo– con la comedia y el entretenimiento. Si en sus anteriores obras ya lo había mostrado (Las Memorias de Blanch, por ejemplo), en Rats ratifica –precisamente– un andar conferido al análisis de la sociedad a partir de posar la lupa sobre la actuación y el teatro. Las ractrices viven ensayando, discutiendo, soñando –desde Jan Klon Van Rat hasta la rata Marilyn, pasando por un burócrata sindical o el émulo de Shakespeare– debajo del Complejo Teatral San Ratín, viajan en el “Soretebus” por las cloacas y se debaten entre continuar con su modo de agrupación cooperativa de teatro o la entrada al mundo comercial de las corporaciones: un laboratorio quiere patrocinarlas.
Según Kirszner no hay búsqueda consciente de ubicarse en el registro de la parodia social, pero comprende, sí, que “la obra propia tiene tintes de comedia, de absurdo, de grotesco” y explica su visión: “El cuerpo del actor en escena siempre está opinando sobre ciertos temas de la realidad. A veces es más evidente, y otras desde lo micropolítico, también está resonando”.
En Rats la evidencia se da en las referencias a la tinellización, el show, la mediatización, el sueño de popularidad –irrumpir en la obra de los humanos y mostrar su valía como ractrices– versus el sueño de la independencia y el arte más elevado, sea lo que fuere. Kirszner le otorga a la búsqueda de fama el rol de “esa zanahoria del capitalismo que todos persiguen” y que deriva en la pregunta: “¿Es lo mismo producir bajo las lógicas de los laboratorios que bajo las de la cooperativa?”.

¿Y hay respuesta?

–Cada vez hay más movimiento entre los distintos circuitos: directores y actores que van y vienen entre el off, el comercial y el oficial. Esta tendencia hace que a veces ese límite no esté tan preciso: hay muchas obras del off, con lógicas de actuación tirando a “televisivas”, y también hay propuestas del comercial que impulsadas por creadores provenientes del off intentan cierta búsqueda poética. No sé si la pueden lograr. Rats abre esa pregunta.
Las respuestas, entonces, hay que buscarlas hacia adentro. Esta obra –como otras de teatristas coetáneos– dan la tecla en la identificación generacional con los adultos jóvenes post 2001. “Irrumpe como tema en varias porque fue la fractura social más grande que nos tocó, por eso resuena en nuestros relatos”, dice Kirszner. Una vez más, la noción de pintar la propia aldea –por pequeña que sea– para resonar nociones universales.

¿Cómo está la escena teatral en relación con posibilidades y salas?

–Desde el lugar de hacedores, a la hora de poner una obra en cartel siempre hablando del circuito alternativo, lo más difícil no es conseguir el espacio, que por suerte hay muchos, sino superar el umbral de las ocho funciones, generar que la obra entre en el circuito de la recomendación de boca en boca, y no hacerlo sólo para los familiares y amigos. Si se puede vivir del teatro es una pregunta obligada que circula en los pasillos donde se cruzan dos teatristas, pero se trata de vivir haciendo teatro, más que vivir del teatro.

Crítica de Rats, por El crítico enmascarado


Dejen ya mis latas, ratas


No, nada que ver, pero hace un par de años, leí la novela Gordo de Sagrado Sebakis (bah, algo que ver: Sagrado Sebakis la escribió Sebastián Kirzner y Rats es de Sebastián Kirszner, por un tiempo creí que eran la misma persona). Gordo incluye, según afirma su autor, tres novelas breves con una tónica similar: son cuadritos en los que vemos el derrotero de un personaje (el gordo del título, fácilmente homologable al propio autor) que nos cuenta anécdotas de su vida, sus obras, sus pensamientos. Entre proyectos no realizados, intentos de escritura, sexo, droga y poesía, se conforma un libro por fragmentos que se lee muy bien y que es divertidísimo. Pero, insisto, fragmentario. Uno puede abrirlo al azar y tomar cualquiera de sus capítulos, se reirá pero no encontrará mucha relación con su antecedente o su consecuente. Incluso, cada capítulo está numerado en forma azarosa. Sebakis acerca su prosa a su poesía y se muestra siempre inteligente y gracioso. Rats, un casi musical plagado de buenas ideas, parece tener un principio consitutivo similar: es una suma de fragmentos entretenidísimos en busca de una totalidad que no termina de cerrar.
Debió haber sido casi instantáneo, ni bien apareció Cats a muchísima gente se le habrá ocurrido hacer un musical que se llame Rats. Dudo que el de Kirsner sea el primero o el último, pero sí debe ser de los más particulares: unas ratas que saqueaban un supermercado chino en diciembre del 2001 recibieron alguna rara mutación por un cortocircuito y un yogurt. Modificadas, adquirieron el don de actuar; cada una de ellas con distinta inclinación: hay una rata naturalista (Daniel Ibarra), una declamatoria-shakespereana (Augusto Ghirardelli), una grotesco-discepoliana (Gisel Eiriz, de gran actuación), una vedette (Victoria Arrabaça), una musculada que sueña con hacer películas de acción (Ariel Bar-on) y una muda (Eduardo Lázaro) que toca la guitarra y mantiene la vena musical de la puesta a todo momento. El sueño de estas ratas es el de muchos otros actores: llegar al teatro San Martín (San Ratín en este caso). Tomar el cielo de la actuación por asalto, subirse a las tablas y hacer una escena de Romeo y Julieta. Insisto, me parece una idea genial. Una de las muchas que tiene esta obra.

Entre los grandes hallazgos de la puesta está en el vestuario, con texturas similares y distintos colores, se consiguen hacer ratas muy distintas pero perfectamente identificables. A esto se suma una módica y astuta escenografía: con una caja de fósforos enorme, se crea la ilusión de que la obra está en otra perspectiva y que las ratas son de un tamaño menor. Hay, también, una sábana en la que hay un agujero de ratón canónico, de dibujo animado. Los protagonistas se toman en broma esto mismo y reconocen que es sólo escenografía al no poder atravesarlo. La parte musical es breve y repetitiva, lo que le queda a uno en la cabeza es la canción principal de la trama que juega con el “ser o no ser” shakespereano a ritmo de Erik Satie. Lo que, quizás, juega en contra a la puesta es el exceso de digresiones. Hay muchos cuadros tangenciales que son siempre entretenidos e inteligentes pero que hacen perder fuerza al conflicto central. Así, la obra se diluye y puede hacerse larga de a momentos. El transporte entre excrementos, el casting y otras partes se notan como atisbos inteligentes y graciosos que no terminan de aportar a la progresión dramática. Por suerte, el final sí centraliza sus conflictos y nos arrastra, nos cuenta en tiempo récord una breve historia de amor y nos muestra el magno ascenso a las tablas del San Martín.

Es una obra, como tantas de la escena local, que habla del teatro y que puede ser un poco excluyente para los que no sean “del palo” pero, así y todo, hay muchísimas referencias a personajes típicos que, aunque uno no los conozca, bien los puede imaginar. Rats es un trabajo enorme de cuidada factura que gusta de mostrarse sucio en ocasiones, como su propuesta lo pide. Tiene ese encanto de las cosas en broma que se han tomado muy en serio, nos hace reirnos de los mecanismos de consagración y de la solemnidad del arte serio a la vez que nos muestra una devoción igual de fuerte e igual de conmovedora por las empresas inútiles, confirmando a Kirszner como uno de los dramaturgos jóvenes más personales e interesantes que hay en nuestra escena.
El Crítico Enmascarado

lunes, 25 de agosto de 2014

Se busca actriz de 40 a 60 años








Estamos buscando actriz de 40 a 60 años, para sumarse a nuestra compañía teatral.

Modo de trabajo: Cooperativa.

Es para proyecto teatral a estrenarse a mediados del 2015. Los ensayos comienzan en noviembre, con receso en Enero. Ensayos tres veces por semana.

Mandar mail a hola@sebaki.com.ar poniendo en el asunto ACTRIZ.
Adjuntar 2 fotos de book (una de cara, y otra de cuerpo), recorrido artístico, y Reel/ videos de trabajos. También disponibilidad horaria.

Muchas gracias!

Sebastián Kirszner.

*Solo se tendrán en cuenta los emails que cumplan con lo solicitado
** Se contestarán los emails preseleccionados para  la audición.

jueves, 14 de agosto de 2014

Crítica de Rats, en Revista 23, por Luis Mazas

TEATRO. DELICIOSO GUIÑO PARA TEATREROS

Cuando las ratas vienen actuando

POR L.M.

06.08.2014
    
        
Rats, casi un musical
Dramaturgia y Dirección: Sebastián Kirszner
Con Victoria Arrabaça, Ariel Baron y Gisel Eiriz. Los viernes a las 20.30 en La Tertulia, Gallo 826. Entrada: desde $ 70
En el subsuelo del Complejo San Ratín, varios roedores del teatro insurgente recrean la escena del balcón de Romeo y Julieta. La suplantación que no ahoga la belleza de ese momento perfecto del teatro universal forma parte de un paso festivo de Rats, una de las mejores propuestas que el under porteño nos depara hoy. Un “casi musical” de cámara que escapa a las concesiones fáciles y al lugar común. Escrito y concebido por Sebastián Kirszner (Las memorias de Blanch, El casting), quizá la urdimbre se desdibuje un poco bajo el delicioso juego de escena. Con agudos diálogos sobre el mundo del teatro; lo vocacional vs. lo comercial; ¿independientes o profesionales integrados al sistema comercial?
Las “ractrices” de teatro están dispuestas a apoderarse de Shakespeare y brillar; decirnos unas cuantas verdades colaterales, divertidas y ácidas, sobre su micromundo y la actualidad grande, encubiertas bajo la falsa frivolidad de la música. El espectáculo les habla a los teatristas con su propia jerga cargada de guiños cómplices. Ellos son el público primero al que va dirigido este ejercicio de teatro en el teatro, puesto en escena con ritmo indeclinable por un elenco de estupendo entrenamiento. Libres y disciplinados en perfecta interacción, individualmente tienen la impronta de la vieja “commedia” y así se incorpora lo individual a la acción colectiva sin producir cesura. En cuanto al público general, también pasará un momento gozoso porque la diestra energía, la simpatía de los actores son contagiosas. Rats vive su vida arropada por luces, música, máscaras, vestuario creativos e inmejorables. 
06.08.2014
   

Crítica de Rats, en el Buenos Aires Herald, por Alfredo Cernadas

Rats: attractive and bizarre


By Alfredo Cernadas
For The Herald
Actor-director and dramatist Sebastián Kirszner is a versatile man of the theatre who can delve in the most unexpected and bizarre subjects, such as Rats, an amusing, unexpected story about rodents, of all things. Thespian rodents, at that.
Their story began in 2002, during the dramatic times when BA was pillaged by angry citizens who stole whatever they needed and did not need. Among such menagerie, there was a group of six rats, who hid under a huge refrigerator in the San Ratín Theatre Complex (an obvious joke about the San Martín complex).
A pillager has stolen a TV set and, in his haste to leave, drops it on the fridge, a short circuit ensues, the rats acquire an acting gift, and they suddenly become “ractors” and “ratcresses.”
Their idea is to interrupt the performance of Romeo and Juliet, which the cast upstairs perform evey night. Then a sort of new world begins to exist, with ranks and rules an even their own music and songs. The result is an unexpected, attractive and bizarre entertainment with song and dance funnily performed by an evenly matched cast and an eloquent musician and guitarist: Daniel Ibarra, who also composed the music. Funny costumes by Mariela Rey, set and masks by Malena Bernardi.
Where & When
At La Tertulia (Gallo 826. Tel: 4865 0303). Friday 8.30pm.