Por Juan Francisco Gentile
Eva Blanch es una directora de teatro alternativo que, se presume, no obtuvo en vida el reconocimiento que cree haber merecido, tanto de sus pares como del público. Ahora muerta, se yergue sobre un pedestal que, a medio camino entre atrio y lápida, le sirve para anunciar los planes de la Organización Disfuncional Orgánica, una especie de burocracia del más allá que administra espacios para el descanso y el esparcimiento de quienes dejaron atrás el mundo terrenal, para entregarse a la estadía en esta dimensión desconocida. Allí, como metáforas del pasado y del futuro, Blanch recibirá la visita de una actriz a quien dirigió en vida en reiteradas oportunidades, y a una aspirante de actriz con experiencia televisiva, lo cual habilitará presumibles humoradas sobre la rivalidad entre los cultores del teatro y la frivolidad que reina en el espacio televisivo.
Con una puesta en escena austera y cuatro histriónicas mujeres como totalidad del elenco, Las memorias de Blanch se presenta como una comedia que apuesta fuertemente a la complicidad con un público conocedor del campo teatral así como a un humor ácido, desvergonzado al momento de tratar temas como el sexo, los fracasos, la vida y la muerte.
La obra de Kirszner propone dos grandes campos de sentido en torno a los cuales monta la trama y la obra reflexiona: el mundo del teatro como disciplina y la difusa línea que separa en el imaginario colectivo a la vida de la muerte. Los guiños hacia los habitués del teatro porteño se disparan apenas comenzada la obra, con referencias a “El Sindicato” y juegos humorísticos sobre el éxito y el fracaso teatral, las diferencias entre autores y directores, y largos etcéteras. El elenco, compuesto por Alejandra Marina Álvarez, Victoria Arrabaça, Camila Inclán y Belén López Marco, se destaca de modo parejo por su comicidad y su capacidad para acompañar con el cuerpo un guión que se juega por la risa cómplice. En este sentido, la obra de Kirszner arriesga sus cartas mucho más en el histrionismo de las actrices que en el argumento de la obra.
Nada más que un atril, una silla y un escalón sobre el que se alza el cuarto personaje, que a través de un altavoz que distorsiona su voz en clave bizarro-futurista hace las veces de coro que busca sostener la tensión dramática, alcanzan para apuntalar a la pieza desde lo escenográfico. El trabajo más fuerte en este sentido es el que se realiza en el plano de la iluminación, con un juego de luces que durante toda la obra instala el clima sobre el que se desenvuelven los personajes.
Las memorias de Blanch
Elenco: Alejandra Marina Álvarez, Victoria Arrabaca, Camila Inclan, Belén López Marco
Escenografía, vestuario y asistencia de dirección: Lola Gullo
Fotografía: Victoria Flor Cabrera
Maquillaje: Constanza Suárez
Música: Gamal Hamed
Guión y dirección: Sebastián Kirszner
Teatro El Extranjero. Valentín Gómez 3378. Domingos a las 21
Publicado en el suplemento de Espectáculos del diario Perfil el domingo 3 de marzo de 2013
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