domingo, 10 de marzo de 2013

“Las memorias de Blanch”: Evocaciones inconclusas.

Por Estela Gomez.


Indudablemente, el hombre tiene una triple función, Ser biológico, ya que, la vida y la muerte son parte de su ciclo; Ser Psicológico, porque la psiquis domina el cuerpo y las acciones; Ser Social, porque, somos seres “necesitados”, que necesita del “otro” para existir…en la vida y en la muerte….también?


“Las memorias de Blanch”, es una producción artística que tiene una profunda investigación en lo que se refiere a la naturaleza humana, adaptando el texto teatral hacia una grupo específico, el del teatro, para explicitar el conflicto de cada uno de sus integrantes transitando el “más allá”, y, haciendo un paralelismo muy inteligente con “el aquí y ahora” de nosotros, los espectadores.

El argumento nos relata la muerte de Eva Blanch, (Alejandra Marina Álvarez) una apasionada directora de teatro que una vez fallecida, decide terminar de escribir una obra para ganar un concurso de Dramaturgia Post Mortem, y, mientras esto ocurre, hay una mujer en escena que le da vida a un parlante (Camila Inclán), marcando los tiempos, reafirmando escenas con cortes para producir quiebres y continuar con otra secuencia. También, varios personajes van apareciendo en “el cementerio”: Clara (Belén Lípez Marco), una eterna actriz trivial y sentimental, en donde el rol siempre supera al problema. Camila (Victoria Arrabaça), otra actriz difunta, un poco irritable, que siempre busca respuestas que no hay.

Todas ellas, con sus conflictos y sus quejas, como si estuvieran vivas, nos presentan una cotidianeidad marcada por burocracias y estructura cerradas de pensamiento, pero que, como están muertos disparan sus sentimientos al azar, de manera unívoca.

Libre de todo pre concepto y abierto a la mirada de cada uno de los presentes, las actrices desarrollan una elocuente y frenética puesta, en donde, apreciamos sus aptitudes para el arte. Se muestran expresivas, multifacéticas, muy talentosas. Su libretista y director Sebastián Kirszner, comprometido con su técnica, nos brinda un teatro nuevo, con una dualidad hecha ficción, que esconde detrás, un pensamiento filosófico: "si no me miran, yo no existo", una latente realidad.

Recomendada para verla, y, luego conversar sobre el tema.

Estela Gómez.

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