domingo, 2 de marzo de 2014

Entrevista en Tiempo Argentino




"Somos hijos de una democracia que lleva la marca de la dictadura"

La presentación de ambos libros se realizará en el mismo espacio del Festival, el Centro Cultural de la Cooperación. El compilador de las antologías y dos de sus integrantes hablan de las características de su trabajo.


Son autores que traen nuevos mensajes, otras maneras de mirar y concebir el mundo, que encarnan en sus textos otras experiencias y que merecen por su valor artístico ser atendidos con detenimiento. Encarnan hoy lo novísimo, radicalización más reciente de lo nuevo, entendiendo ese término en las peculiares coordenadas del tiempo presente. Su trabajo, tan desafiante en su novedad como fructífero, demuestra que ya hay una nueva generación en el teatro porteño”, afirma Ricardo Dubatti en el prólogo de Off! Novísima dramaturgia argentina, editado por Interzona. Hay en esas líneas un aire diáfano que, paradójicamente, parece venir de lejos. Es decir, de esas épocas donde escribir manifiestos y pensar en el vínculo indisoluble entre arte y vida no sólo era necesario sino además, urgente. También por esa capacidad de crear un nuevo lenguaje –que reconoce tradiciones pero no se detiene en fórmulas preestablecidas– es que esta antología resulta imprescindible para saber en qué andan los jóvenes dramaturgos porteños. 
Off! dialoga a la vez con Nuevas dramaturgias argentinas, publicado por la Universidad Nacional del Sur. Las dos antologías reúnen un total de 14 obras de autores que nacieron entre 1981 y 1990. En ambos casos Dubatti –uno más entre ellos ya que nació en 1988 y es dramaturgo pero también músico, traductor, crítico e historiador teatral– se encarga de compilar esas voces del teatro independiente que brillan en medio de un panorama bullicioso. Porque, según comenta, sólo el año pasado se estrenaron más de 2000 obras. A la charla se suman Sebastián Kirs zner y Mariano Tenconi Blanco, quienes integran estas antologías. Kirszner nació en 1985, es director, dramaturgo y actor. Se formó con Guillermo Cacace, Hugo Midón, Silvia Kanter, Daniel Dagna y Ricardo Halac, entre otros. Dirige el espacio de formación Movimiento Teatro Joven. Tenconi Blanco nació en 1982. Se formó con Ricardo Bartís y Alejandro Tantanian. En abril estrenará como régisseur la ópera La libertad total sobre un texto de Pablo Katchadjian con música de Lucas Fagin, en el Centro de Experimentación del Teatro Argentino de La Plata.

–¿Cómo surgió la idea de compilar estas antologías?
Ricardo Dubatti: –Estaba haciendo un libro sobre dramaturgos que comenzaron a escribir durante el primer período de la posdictadura, del '83 al '89. Y durante la investigación me encontraba de modo recurrente con la idea de que en esa época no había dramaturgos. Se indica que sí había grupos y dramaturgias que surgían de lo grupal. Pero no me convencía que hubiese sido sólo así. Así que seguí la búsqueda. Y resultó que no es que no hubiera sino que no estaban a la vista. Me refiero a Jorge Accame, Javier Daulte, Eduardo Pogoriles, María José Campoamor, Cristina Escofet, Mauricio Kartun... Entonces me interesó la idea de empezar a dejar testimonio de la cantidad y variedad de autores que hacen dramaturgia hoy en Buenos Aires. 
–En cada uno de estos textos se advierten muchas voces, mucha influencia de artes diversas que, no obstante, no opacan el resultado sino que crean una dramaturgia desafiante, mestiza.
RD: –Eugenio Barba define la dramaturgia como la organización de las acciones en escena. Esa organización puede encarnar muchas variantes. En general se la concibió como textos escritos en soledad que luego actúan una o varias personas. Pero también es posible ir armando un texto, pedirles a los actores que lo pasen, lo improvisen, reescribir… Si se trabaja así hay un estallido de formas y posibilidades. Tiene que ver con el concepto de "consiliencia" de Jan Fabre, un creador escénico belga, que propone tomar disciplinas y juntarlas para que surjan nuevas dinámicas que se van enriqueciendo mutuamente. Entonces aparece el vínculo con la literatura, con procedimientos del cine, con otras obras, música, poesía… Se está ampliando el concepto de dramaturgia y además se está aprovechando la posibilidad de una búsqueda formal personal
–¿Y de qué manera concilian estas búsquedas personales con una pertenencia colectiva?
RD: –En su mayoría no vivimos la dictadura en carne propia, pero sí el menemato o la crisis de 2001. Somos hijos de la democracia recuperada, una democracia conflictiva, en la que perduran el trauma y la memoria de la dictadura. Son experiencias colectivas que cada uno enfoca a su modo.
–Sin embargo, esos discursos personales están atravesados por una conciencia política que no necesita ser explícita.
Sebastián Kirszner: –Las memorias de Blanch toma como punto de partida un concurso de dramaturgia posmortem. No asume una bandera explícita. Pero sí trabaja sobre ciertas zonas conflictivas de nuestro oficio, que probablemente existan en cualquier búsqueda artística. Por ejemplo, las cosas buenas y no tan buenas de la autogestión, de la decisión de apostar al off. Entonces, si bien habla de cuestiones externas, es un texto que existe con sus leyes propias, internas. La capacidad de construir verosimilitud poniendo en diálogo esas dos dimensiones es lo que permite la existencia de estos trabajos, que en el caso del libro admiten ser leídos como textos y nada más pero que nosotros escribimos en un contacto estrecho con otra gente que forma parte de lo teatral. En esa dialéctica se construye un discurso que también asume la pertenencia a su tiempo. 
Mariano Tentoni Blanco: –En el caso de La fiera, el vínculo con lo político es mucho menos velado porque allí se habla de una mujer pobre, vulnerada, que busca revancha. Es un texto que juega mucho con el lenguaje pero que a la vez es una reflexión sobre la violencia. Y también, sobre el machismo. En cuanto a lo que decía Sebastián sobre el off y el teatro comercial, creo que la autogestión determina que seamos no sólo dramaturgos sino gestores detrás de cada aspecto de la obra y por eso en general tenemos una formación variada. Y desde un punto de vista político, también se trata de trabajar otras zonas del discurso. Lo que prima en el comercial, aun con excepciones, es el lenguaje llano, costumbrista, que encorseta sentidos. Y los cuerpos narran con una onda costumbrista, canchera. Eso es lo que ves después en el boliche, con un pibe queriendo levantarse una chica "a lo Suar". Es un sentido acotado del amor construido por una sociedad que finalmente desea consumir más que poetizar. No es menor, porque eso instala formas de vínculo. 
–¿Para quiénes están pensados estos libros?
RD: –Para todos los que sientan curiosidad por un fenómeno que existe ahora mismo, acá. Esta antología no apunta sólo a lectores o espectadores especializados. Es decir, la idea es visibilizar el hacer, generar nexos entre dramaturgos, actores, directores, técnicos, productores, críticos, docentes y alumnos… Pero también, que estos trabajos sirvan para referenciar creadores, para ir al teatro. Y además, estos libros son un marco que nos encuentra, que nos permite empezar a pensarnos como generación.  «

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